El amor de mi ex

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Le dio algo de comida y agua para que se tomara la pastilla, se habían excedido, viendo como estaba de dolorido Iván, suponía que lo que les quedaba allí le tocaría a él recibir las estocadas, suspiro en su mente. Echaría de menos sumergirse en ese hermoso culo hambriento.

-Me estás mirando con deseo y tristeza. ¿Qué te pasa? -Escuchó un jadeo de risa a su espalda y se giró para ver a Ian, que respondió.

-Estás espeso. Dado el dolor que se ve que tienes, está angustiado pensando que no va a poder disfrutar de ti en un tiempo. -Sonrió con suficiencia.

-Al igual que tú, querido. -Se oyó la voz ronca del pelirrojo, se acababa de despertar. La sonrisa del rubio desapareció, poniendo una mueca de tristeza y se acercaba a su novio, preocupado.

- ¿Estás bien? Toma comete un poco de esto y bebe agua con la pastilla, me la dio Moi.

-Gracias, no creo que este tan mal como debe estar él, entre los gritos y viendo las marcas no esperaba encontrarlos vivos. -Se burló sin piedad de la otra pareja, que bajaron los ojos incómodos.

Entre Ian y Moi recogieron y se dividieron los bultos entre ellos, para que sus novios no sufrieran con el peso. Moi le tendió la pomada a Ian y ayudó a Iván a ponerse de pie y fueron regresando con lentitud. Así avanzaban hacia la casona y le daban tiempo a Ian para aplicar la pomada y ayudarle en lo que pudiera.

Tardaron bastante en regresar, así que solo pudieron bañarse y bajar a cenar.

-Iván yo te baño. Deja que limpie y eche crema por tu piel. Esta vez me pasé estás lleno de mis marcas.

-Te ves muy orgulloso pavoneándote, pero deja que te recuerde, que fui yo el que llevo las cosas a este resultado.

-No lo entiendes, me pavoneo de lo pasional, sexy, lujurioso, provocativo, insaciable y perfecto que es mi hombre. -Mientras le describía iba dejando caer besos por su piel.

-...Ummmm...me gusta, después cuando subamos quiero que me beses y me acaricies, solo quiero tenerte adorándome, como estás haciendo ahora.

-Tus deseos son órdenes, después te acariciaré y mimaré como un gatito. ¿Qué ropa quieres ponerte?

-Está sobre la cama, ¿me vas a vestir?

-Si.

-Ohhh mi propio ayuda de cámara y encima completamente desnudo. -Estaba dejando que le vistiera con cuidado, sus ojos le recorrían, después se perdió en sus pensamientos clavando sus ojos verdes en los negros.

-Mi niño, ¿qué te pasa? ¿qué hay mal? estás llorando. -Se asustó al ver algunas lágrimas. Se sentó en la butaca con él encima mientras le abraza asustado, no sabía que le preocupaba, todo estaba bien entre ellos.

-Moi, yo... yo...-De repente lloro más fuerte, asustando a su novio, en un momento había estado sonriendo y mirándole con tanto amor cuando algo en su mirada cambió y ahora se estremecía llorando.

-Shhh, no pasa nada, ¿qué te preocupa? sabes que te amo, todo está bien.

-Es que la semana que viene volvemos a casa. -Por fin se había calmado mientras le abrazaba y pudo hablar. -Tengo tanto miedo de que no nos acepten, no puedo, ni quiero renunciar a ti. No me veo en el futuro sin ti a mi lado. Pero tengo miedo, de tener que romper con mi familia si no nos aceptan. No quiero que todo esto tan hermoso haga desgraciada a nuestras familias, o algo malo pase.

-Iván, mi amor, yo también estoy un poco preocupado, pero bueno, toda mi familia está feliz con Elías y su novio, ¿por qué debería ser distinto contigo? obviamente eres más hermoso, divertido y encantador. Tú mismo me contaste la conversación con tus padres.

-Bueno, ellos bromeaban, una cosa es una posibilidad y otra una realidad, ¿y si tu familia me odia por cambiarte?

-Iván deja que me vista, ya tenemos que bajar. Lo único que podemos hacer es esperar a cuando nos reunamos todos. No vale de nada preocuparse desde ya. Cuando se presente el problema, lo solucionaremos juntos. Bajemos, después seguimos hablando.

-No cariño, después me das los mimos, tienes razón, no me voy a preocupar de nada hasta que no ocurra. Quiero seguir disfrutando de nuestro amor. Llevamos más de un mes ignorándonos por los exámenes.

Se reunieron los cuatro en el comedor, ya no estaban solos, había varias parejas. El ambiente ya no era tan íntimo así que tuvieron que suavizar las bromas subidas de tono. Y fue muy difícil, entre las obvias molestias que sentían Iván y John, lo satisfechos y orgullosos que se veían Ian y Moi, costaba mucho.

- ¿Sabes lo que más me molesta de su actitud? -Le preguntó John a Iván en voz baja mirando de reojo a su pareja, este negó con la cabeza prestando atención. -Que parece no darse cuenta de que los que provocamos que lleguemos a esta situación somos nosotros, se llenan de orgullo, cuando podemos cortarlos y parar las cosas en cualquier momento. Son ellos los que babean por nuestros culos, los que ruegan por entrar en nosotros y míralos, jactándose como si todo ocurriese por su deseo.

Los tres le miraron asombrados, no se había puesto colorado. Tras esto soltaron una carcajada, sobre todo Iván y Moi.

- ¿Por qué os hace tanta gracia a vosotros? -preguntó Ian curioso.

-Porque John tiene razón, en vuestro caso él tiene todo el poder, te la pasas todo el rato mirando como camina y se mueve, no despegas tus ojos de su culo y hasta suspiras observándolo. Eres un acosador. -Volvieron a reír.

-Nuestras familias, cuando nos vemos, se la pasan dándole capones, cada vez que me mira el culo. Yo ya no me doy cuenta, es así desde antes de que saliéramos.

-El que da pena soy yo. Mi lindo pelirrojo me tiene embrujado, con lo que soy la víctima y me dan caña a mí. -Le dio un rápido beso en los labios.

-Mañana es nuestro último día aquí. Pero estoy agotado. Así que al menos yo pienso pasarme durmiendo lo más posible. -Dijo Iván, que al sentir las miradas burlonas de todos no pudo evitar sonrojarse. -No solo por eso, susurro. Hemos madrugado todos los días. -Todos rieron, pero estaban de acuerdo en descansar y regresar a la ciudad después del almuerzo.

Continúa>>>