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CAPÍTULO 15 | Una salida clave

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CAPÍTULO 15 | Una salida clave.


Aunque suene gracioso, había pasado solo una semana de que el se había ido a la gira con la selección dónde solo hablamos por celular, así que ahora verlo y me pregunte si lo extrañe era lo más gracioso. Trato de ocultar mi sonrisa antes de contestar.

—No tanto como vos para ir a buscarte. —me burló para acercarme.

El se ríe y me terminó de acercar para saludarle con dos beso, luego colocar la llave correcta para abrir la puerta.

—No te voy a preguntar cómo subiste pero estoy segura que Marcos el portero te dejo pasar. —pienso.

—Estas en lo correcto, tu portero es de Boca, es fácil pasar además de que yo soy tu novio. —contesta Cristian con cierta gracia.

Niego y terminó abriendo la puerta dejándolo pasar.

—¿Que onda tu ensayo?

Camino a la sala para dejar mi bolso y mirarlo, señalarle que se siente en el sofá.

—Bien. —omito el pequeño problema con el cambio de modelo—. ¿Vos? ¿Fuiste a entrenar esta tarde?

—Si mamá. 

Me río y aprovecho para mover mi cabeza en círculo siento como algo truena y es lo que quería, finalmente Cristian ya se acomodo y me quedo por preguntarle a qué se debía su visita pero no quiero preguntar, solo puedo pensar en darme un baño.

—Me vas a tener que esperar. —le aviso mirándolo, señalo el control de la TV y lo miro—. Me voy a dar un baño rápido, sentite como en tu casa.

El asiente y antes de girarme le regaló una sonrisa, el también una que me pone nerviosa, hago cuenta que ese momento de nervios no pasó y camino a mi habitación.

Me tomo como máximo tal vez unos veinticinco minutos que no pensaba bajo el agua caliente solo me doy cuenta cuando entro a mi habitación y miro la hora en mi celular y pienso “pobre Cristian” e igual me tomo otros 15 minutos para vestirme con algo de casa, unos pantalones a cuadritos y una pupera blanca, me seco más o menos el pelo y finalmente salgo de mi pieza para ver qué Cristian seguía en la sala.

Pero en la mesa del centro había dos cajas de pizzas que desconozco de dónde son.

—¿Bueno? —interrumpo para tomar asiento en unas de las piezas del sofá.

—No comí y sabía que ibas a tardar y que seguramente no comiste nada, así que pedí pizza. —me explica como si nada viéndome—. ¿No te molesta?

—No. —niego rápidamente viendo que la televisión estaba en un canal deportivo—. ¿Subió hasta acá?

El niega mientras abre una caja e inmediatamente el olor a pizza me da hambre.

Angel | Cristian Pavón [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora