Angel | Cristian Pavón [1]

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CAPÍTULO 22 | Comienzan los problemas.

Al escuchar aquella voz, quiero y observo detrás de la cabeza de Cristian, era más que obvio que estaba con alguien.

—Si interrumpí. —confirmo haciendo una mueca viéndolo.

Cristian se pasa una mano por la cara y niega, así que me siento confundida.

—¿Querés pasar? —cuestiona y dudo mucho que yo quiera, así que el reacciona y abre la puerta dejándome ver a una chica, morocha, más chica de estatura fácilmente de percibir en el sofá sentada con las piernas cruzadas que al verme se queda casi sin reaccionar hasta que el hable—. ¿Ro, me esperas en la pieza? Por fa.

Ella asiente rápidamente sin quitarme la mirada, noto que está descalza y se desplaza de la sala al pasillo que llevaba a la habitación de Cristian en su pantalón bengalina negro que notablemente resaltaba hasta lo que no podía.

Dejo de pensar cuándo Cristian suelta la puerta y observo que los zapatos altos de la chica estaban tirados por ahí y que había una caja de cigarrillos en la mesa y una gaseosa y cerveza. Todo divino.

Me siento dónde creo que está más arreglado pensando en qué decirle a Pavón, notablemente no era su amiga o hermana, así que ya venía la cataratas de insultos o mejor dicho reprensión de Germán o su representante si supiera esto, si es que no lo sabía ya.

Cuando Cristian se sienta en el sofá me animo a preguntar.

—¿Ella...? —titubeo apuntado hacía donde se fue.

Cristian muy relajado trata de ordenar la mesa, me mira y rápidamente contesta.

—Una amiga.

Le mantengo la mirada y ladeó mi cabeza, el se percata y me vuelve a mirar.

—Boludeces no. —me planto, el se sorprende y me mira para reírse.

—¿Planteo? —arquea una ceja mirándome de lado.

—Vos quisieras. —respondí sin dejarle pensar afirmando mi postura—. Me interesa que mañana esto no salga en alguno red social o fotos.

—A Rocio la conozco hace bastante... Es buena piba, no va a decir nada. —responde como si nada y yo quiero reírme, agrega—. Además te tiene respeto...

Y si, suelto una carcajada irónica. No podía más.

—¿Me estás jodiendo no? —pregunto y el no responde, así que me altero—. Cristian, ¿Ella sabe?

—No del todo, pero entiende.

Y es lo único que debía decir para que yo enloquezca.

—¡¿Vos estás en pedo?!

—No, todavía.  —contesta gracioso.

—¡Cristian no es gracioso! —suelto y el para de sonreír.