29

4.8K 351 67
                                    

CAPÍTULO 29 | Un paso malo y otro dos buenos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 29 | Un paso malo y otro dos buenos.


—Dios, ¿Que hiciste, Cristian? —pregunto asustada para sentarme en la cama.

La línea se escucha entrecortada o a el tosiendo, no distingo solo prendo rápidamente la televisión para mirar la hora y busco el canal que me muestre la hora para darme cuenta que eran las 3:46 a.m.

—¿Podés buscarme? Decime que si Moura. —insistí y suspiro, me saco las sábanas de las piernas y el me cuenta brevemente lo que paso—. Vine en auto y dudo que yo pueda volver sin pegarme un palo o que paren y me salte que estoy pasado de alcohol... Ah y mañana entreno a la mañana.

Termina de sellar aquello con un hipo, que me confirma, estaba en pedo. ¿Dónde? No tengo idea.

—Emma... Por favor... No quiero que... Nadie se entere. —termina después de varias pausas—. Y solo confío en vos.

Tomo aire pensando que era lo mejor para mí, no quería que se maté en auto, o que lo pare la policía.

—¿Dónde estás? Voy a buscarte.

—No sé...

—¡Cristian! —lo regaño y escuchó su risa, como si fuera divertida la situación.

Cuando claramente no lo es.

—Estoy en el depa de un amigo, no tengo idea muy bien dónde es, la fecha, eh digo, la dirección, pero te mando por Maps. ¿Podés venir? ¿Emma?

—Dios, Cristian, te dije que si. —me cansó y me levantó de la cama para ir directo al closet y buscar algo que ponerme, hacía algo de frío—. Mándame tu ubicación y voy, ¿Si? Por favor, está atento, voy a tener que ir en taxi para no dejar mi auto ni el tuyo por ahí. ¿Escuchaste?

—Si, mi amor. —contesta, omito eso y corto.

Me hago una cola alta o lo que sale con mi cabello horrible, busco un pantalón negro y una campera negra más discreta para ponerme unas zapatillas y salir de la habitación para lavarme la cara y los dientes. No pierdo mucho el tiempo, agarró billetera y mejor salgo del departamento. No quería levantar a mis papás y tener que explicar este bochorno.

Tomo el taxi con miedo, pero más porque el chófer me mira raro, entonces abro el mensaje que por suerte Cristian todavía lo recordó y me mandó la ubicación, repito en voz alta y el señor arranca. Las calles semi vacías me dan terror, no podía creer que estaba en esta situación por el.

—¿Vos sos Emma, Emma Moura no? —finalmente el tachero rompe el silencio y me quedo un poco aliviada que era por eso que me miraba mucho por el espejo retrovisor.

Me río algo por compromiso y asiento.

—Si.

La sonrisa del señor es un poco más tranquilizante mientras estaba enfocada en donde íbamos porque no conocía aquella dirección.

Angel | Cristian Pavón [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora