Final

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Emma.

Te amo.

Le había dicho te amo a Cristian hace, no sé, tal vez... Cinco segundos y ya me arrepentía. Se había quedado mirándome, pero no asustado o sorprendido sino como si lo que dije no hubiera sido nada.

Hasta que por fin reacciona, o ni siquiera eso, solo son sus labios que se abren levemente y siento que tengo que decir algo.

—No tenés que decir nada. —suelto contradiciendo con mis pensamientos, claro que quería que diga algo, pero a la vez no—. No es taaan literal.

Sonrío como si aquello pudiera relajar el ambiente que se creó en ese minuto.

—¿Me amas? —cuestiona él ladeando su cabeza, la esquina de sus labios se eleva a medias y por fin veo reacción en su cara.

—¡No! —exclamo y me rio, el algo así y me mira perdido, esta vez como queriendo escucharme—. Si, pero no tan literal, es decir te dije te amo como se lo digo a Victoria, o a mis amigas.

Cristian puede ser que se relajó. Ya que levanta sus manos para acunar mi cara.

—¿Entonces me amas como amas a tus amigas? —cuestiona y cuando el lo dice es avergonzante, horrible.

Suspiro y bajo mi mirada por un momento y pensarlo, vuelvo a mirarlo a los ojos y lo confirmo.

—No, vos sabés en la forma en que lo te dije. —digo él de nuevo pone esos ojos incomprensible y el rostro sin expresión—. Pero quiero que sepas que no te lo dije para que vos me digas «Yo también, te amo Emma» o algo así.

—¿Si? —murmura todavía perdido.

Y lo entiendo, yo estaría igual si la situación fuera al revés.

—Si, se me salió decirlo. —me expreso sincera, de verdad sincera—. Y te lo dije, fue algo impensado, estábamos acá y verte así, como me veías... Me hizo soltarlo.

Cristian sonríe pero apenas es una sonrisa apretada.

—No quiero asustarte o espantarte. —rápidamente digo y sonrío de lado.

El, por fin, suelta una carcajada y niega.

—No estoy asustado.

—Pareces. —corregi entonces el niega para darme un beso.

Olvido lo que dije y beso suavemente sus labios para después pasar e ir al baño donde iba a ir. Al cerrar la puerta del baño suelto un gran suspiro, había sido medio idiota hace minutos ¿Cómo se me ocurrió soltar eso? Ya sé, porque por parte quería, pero a la vez siento que no fue el momento.

Y si, Cristian había aceptado que no le gustan las relaciones serias y yo voy ahí a decirle TE AMO, por dios, tendría que agradecer que no se fue corriendo ni bien lo solté.

Al volver a la habitación él ya estaba acostado y estaba con su celular, así que sin más me acerco y me acuesto de mi lado. Se percata de mi presencia y rápidamente deja su celular para con su cuerpo indicarme que me recueste sobre sus brazos.

—¿Mañana a qué hora te vas? —pregunta poco después de que el se encargó de apagar la lámpara.

—Cinco. —contesto a secas y trago algo molesto que había aparecido en mi garganta—. ¿Vos?

—Bueno... Vamos a tener que ir juntos porque yo también me voy a esa hora. —cuenta y me alivia un poco.

¿La razón? No sabía, solo que el estaba intentando hablarme y me hacía sentir que no la había cagado completamente.

Angel | Cristian Pavón [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora