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Emma

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Emma.

Me quedo pensando en el te quiero de Cristian y a la vez me digo a misma “Basta” porque iba a ser lo mismo que cuando me dijo que le gustaba y después estaría con la chica de siempre, por la que podíamos llamarla con la que era de su confianza para tener relaciones sexuales, porque era obvio que era para eso. Conmigo no había pasado nada y se muy que los futbolistas siempre necesitaban de eso y que durante las concentraciones tal vez lo hacían necesitar más.

Cristian empieza a respirar fuerte, su pecho sube y baja y escucho el latido de su corazón. Siento el apriete de su mano en mi mano, me gusta por una parte.

No había sentido, no me había sentido nuevamente así desde Joel, quién había aparecido pero verlo de nuevo me hizo descubrir que lo nuestro ya había pasado y verlo ahora no me provocaba nada, más que un cariño especial y sabía perfectamente que era porque ahora en mi vida había aparecido de la nada Cristian, eso me molestaba, porque no quería cambiar mi vida ni forma de ser por alguien nuevamente, menos por Cristian que era inestable. Todo lo contrario que quería yo si me pusiera en pareja, lo único bueno era que tal vez los dos teníamos grandes responsabilidades y que tal vez si estábamos juntos esas responsabilidades no harían despejar la cabeza cuando nos aburrimos de nosotros juntos.

Y acá de nuevo, creando una historia que todavía ni empezó... Pero eso solo estaba logrando él y lo odiaba pero también lo quería, yo si lo quería. Claramente para la mujer a veces era más fácil admitirlo, pero acá Cristian lo había dicho primero y lo sentí en serio.

Dejo de pensar en eso cuando siento que Cristian comienza a roncar y hasta en eso me parece tierno, entonces me pongo a pensar que ya lo ví en todas las malas formas que pude verlo. Ojo, me faltó verlo drogado pero no sabría decir anoche lo estaba aunque es obvio que había fumado.

Nuevamente pienso que Cristian podía ser un riesgo grande para mí, pero si ya lo habíamos piloteado hasta acá siendo algo armado podríamos en serio, porque se bien que si quería tener algo con él sería todo o nada, no me iba las cosas a medias y yo no estaba para eso. No quería que me salgan en la tele o en las revistas diez novios por mes, o menos. Por eso, si quería algo serio iría por todo, pero con Cristian, por más que quisiera y si el quisiera sería difícil.

Directamente no duermo, me giro dándole la espalda y veo la luz del día, así que estiró mi mano para ver la hora de mi celular, seis y veinte. Cristian seguía respirando fuerte y roncando después de moverse de posición, decido irme porque no le había mandado ningún mensaje a mamá y porque tenía algo en mente. Me calzo las zapatillas y agarró mi abrigo para salir en silencio de la habitación con la intensión de buscar una copia de la llave del departamento porque debía tenerlo, me es fácil porque la tenía suelta en un cajón del mueble de la televisión, así que me voy mientras que le escribo un mensaje dejándolo después de la noche larga.

Angel | Cristian Pavón [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora