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CAPÍTULO 9 | Sinceridad

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CAPÍTULO 9 | Sinceridad.


Hola, Cristian. —saluda rapidamente Germán poniéndose delante mío.

Pavón asiente mientras le pasa la mano. Después de su mini saludo mi representante se gira a mirarme dándole espalda a Cristian dándome una mirada que dice lo que sus palabras no.

—Me voy. —anuncia y pienso «mejor»—. Mañana hablamos. ¿Si?

Solo levanto la mano en modo de despedida y entra al ascensor antes que las puertas se cierren.

Es donde vuelvo a mirar a Cristian, luego a las rosas rojas en su mano derecha.

—¿Rosas? —pregunto curiosa elevando una ceja.

Él asiente y levanta el ramo viéndolas, creo que ni el sabía bien porque lo trajo o si. Aunque admito, era tierno.

—¿No es lo que un novio falso traería? —suelta mirándome.

Bueno, si, tiene un poco de lógica esto ahora.

—En las películas. —respondo y el se me queda mirándome así que me sale esbozar una sonrisa, para agregar en un tono bajito—. En la vida real no mucho...

El apenas hace una mueca y se encoge de hombros.

—¿Cual es el problema si yo quiero traerlas? —cuestiona el esta vez arqueando una ceja.

Viro mis ojos y resoplo.

—Eso serviría mucho si hubiera fotógrafos o estuviéramos adelante de muchas personas.

El asiente algo dudoso hasta que suspira y siento pena por un momento.

—Bueno, ya sé para la próxima... —concluye y me mira de pies a cabeza—. ¿Salias?

Es dónde pienso en mis amigas, y nuestra noche. Pero también pienso en todo este contrato y en las continuas presiones de Germán por esta relación. Bueno, creo que ellas entenderían.

—No. —pongo la llave nuevamente en la cerradura y lo miro para invitarlo—. Pasa...

El ingresa primero observando todo, luego cierro la puerta y me quedo mirandolo. 

—¿Por que tan arreglado? —pregunta girándose a verme es donde esboza una sonrisa—. Como pensaba de vos...

Eso sí me vuelve a impresionar, cruzó mis brazos mirándolos y sin querer terminó yo también esbozando una sonrisa.

—¿Y como pensabas?

—Todo muy cheto. —suelta y sin poder contenerme suelto una carcajada, su sonrisa se agranda y levanta las rosas—. ¿La vas a agarrar? Estoy pensando que no te gustan ¿Jodeme que no?

Me acerco para agarrarla sin más y camino a la cocina buscando un jarrón en las puertas de abajo de la alacena. Cuando encuentro vuelvo a la sala para ponerla en el centro de la mesa ratona y acomodar las rosas dentro.

Angel | Cristian Pavón [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora