CAPÍTULO 48 | Buenos momentos.
—¿Hoy? —pregunta la morocha al teléfono mientras procuraba abrir la puerta de su departamento, del otro lado el bailarín con quién últimamente tenían más confianza le contaba su propuesta para verse—. Mmm, tendría que verlo, me voy mañana por la tarde, Gastón.
El silencio del otra línea la hace sentir mal, cuando por fin ingresa a su departamento.
—Si terminó de armar mi valija, tal vez podríamos. —dice Moura dándole esperanzas, logra aquello ya que el bailarín sonríe del otro lado.
—Siento que por ahí te estoy sofocando y que soy solo yo el que quiere verte todos los días. —finalmente lo suelta con valor, Emma lo siente y no puede creer que el sea real.
Lindo, con sentimientos y prácticamente loco por el, muy buen punto.
—¡No, para nada! —discrepa inmediatamente, busca sus propias palabras para decirlo, pero sus ojos que vagaban por el departamento para encontrarlos se detiene en una mochila negra desconocida en el sofá de su departamento—. Juro que es no es así, Gasti, en serio... Te tengo que dejar ya porque creo... Que entraron a mi departamento.
—¿Qué? ¿En serio Emma? —rápidamente se preocupa y Emma sabe que puede controlarlo, se disculpa y dice que lo llamará enseguida para cortar la llamada y observar el pasillo de lejos de las habitaciones, pero frena en el camino al escuchar ruido en la cocina.
Con el corazón en la boca y algo más ingresa a la cocina viendo la figura de hombre de espaldas. Se relaja al reconocerlo y siente un gran alivio.
—¿Cristian? —el se gira, probablemente asustado, como cuando ella cuando entro y vio su mochila—. ¿Qué haces acá? —pregunta asombrada Emma.
El se sonríe inmediatamente.
—Llegaste. —dice calmado y como si fuera normal que él esté en su departamento—. Tengo tus llaves. ¿Te olvidaste?
Entonces la chica hace memoria. Efectivamente le había dado su copia un día para que lo tuviera por cualquier cosa, también le hace recordar que Victoria nunca le devolvió la otra.
—Si, ya me acordé... —murmura y se sacó la bandolera para dejarla en el banco de la isla, levanta la vista para ver que Cristian metía algo en la olla—. ¿Estás cocinando?
Se asombra claramente, el después de tirar lo que diría que eran verduras a la sartén se gira a verla para limpiarse las manos.
Emma lo observa rápidamente, se veía lindo, casi como siempre llevaba unos jeans rotos en la rodilla y remera gris.
—Estoy haciendo el intento. —sonrie el chico y la mira, se pone serio de repente—. Decime qué no comiste todavía.
Emma se rie y niega, eso parece que lo tranquiliza y a ella le entra la curiosidad.
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Angel | Cristian Pavón [1]
Fanfictionun papel, dos firmas y un angel como él la empieza a ver le van a cambiar la vida a cristian pavón y para bien. [Primera parte]