Yo doy la vuelta al mostrador y la sigo. Pasamos a través de la puerta que da a la cocina, la recorremos en línea recta, en dirección a otra puerta que está al final. Luego de esa puerta hay una escalera, bajamos y ahí hay una especie de monoambiente, pero más grande y tiene tres puertas. Bianca me explica que una de ellas es el baño y las otras dos son las habitaciones, una para ella y la otra para mi. En la zona del "monoambiente" esta la cocina, bastante amplia para ser un espacio tan pequeño y un living/comedor con una mesa, un sillón y un televisor de pantalla plana. No está mal, sinceramente está excelente, tengo que decirlo.
-Ojalá te guste el lugar. Es pequeño, pero bonito y acogedor -me dice colocando sus manos sobre las caderas.
-Es perfecto. Bianca, en serio te agradezco muchísimo que me dejes quedarme aquí.
-No tienes nada que agradecer Holly, en serio. Mira, esa puerta de la derecha es la habitación que está vacía. Voy a ayudarte a cambiar las sábanas y el resto del espacio para que puedas estar cómoda y luego te dejo dormir, ¿si?
Yo asiento y entramos. Y si, está bastante desordenada. Es pequeña, tiene el espacio justo, pero siento que es perfecta, porque será mi lugar. Hay una cama, una mesita de noche, un escritorio, un armario y nada más y es perfecto. Es el espacio justo que necesito.
Bianca saca del armario un juego nuevo de sábanas y me pide que la ayude a quitar las que cubren la cama. Las saco y las dejo sobre el escritorio que está vacío. Damos vuelta el colchón y luego preparamos la cama. Una vez que está lista ella toma las sábanas sucias, se despide de mi y me deja a solas.
Estoy muy cansada como para curiosear la habitación, lo haré mañana y también acomodaré las pocas cosas que traigo en mi mochila. Dejo mi mochila sobre el escritorio y me siento sobre la cama. Tomo mi teléfono, pongo varias alarmas desde las 7 de la mañana hasta las 8 am, para no quedarme dormida y lo pongo sobre la mesita de noche. Cierro los ojos y me relajo, hasta que me quedo completamente dormida.
El molesto sonido de la alarma no deja de sonar, así que tomo mi celular, la desactivo y miro la hora. Son las 7.30, es justo la hora a la que me tenía que despertar. No quiero perder el tiempo, así que me levanto de la cama y voy a buscar mi mochila, que la dejé encima del escritorio. La abro y saco de ella una falda negra corta, una camiseta blanca y me los pongo. Anoche llevaba unas zapatilla negras así que decido usar esas mismas. Me cepillo el pelo para que quede un poco más prolijo y luego saco mi cepillo de dientes.
Salgo de la habitación y me encuentro a Bianca sentada en la mesa desayunando. Ella levanta la vista de su taza y me mira sonriendome.
-Buenos días pastelito, ¿cómo dormiste?
-Buenos días -digo devolviéndole la sonrisa-. Dormí muy bien, esa cama es excelente. En serio muchas gracias por dejar que me quede aquí.
-Ya deja de agradecerme Holly, en serio no tienes nada que agradecer.
Se levanta y lleva su taza al fregadero, abre la alacena y saca otra, supongo que será para mi.
-Que te gustaría desayunar? Hay tostadas, fruta, yogur, cereales, te, leche....
-Una taza de leche y cereales estaría perfecto.
-Entonces ve a lavarte los dientes y yo te sirvo.
-Gracias.
ESTÁS LEYENDO
Me enamoré de un Pandillero
RomanceHolly perdió a sus padres en un accidente que nunca ha quedado claro. Queda a cargo de su madrina, a quien sólo le interesa el dinero que recibe mensualmente por ser la tutora de la muchacha. Holly, cansada de su situación toma una decisión drástica...