Es muy bonito dormir con estas dos princesas. Es como si fuéramos una familia de verdad y hace mucho tiempo que no me sentía así. Si bien los papás de Bianca fueron como mi familia adoptiva y la señora que me cuidó era como una madre para mi, esto es distinto. Tengo al amor de mi vida, que es Holly, y a esta pequeña que a pesar de conocerla muy poquito la siento casi como si fuera mi hija. Me siento tan pleno, tan feliz. Siento que nada me falta y si me muriera mañana no me preocuparía, porque esta imagen me da toda la paz que necesito. Estar aquí, acostado, viéndolas dormir con tanta tranquilidad me hace sentir que todo lo malo terminó y ojalá sea así.
Luego de contemplarlas un largo rato me levanto de la cama y me voy hacia la cocina. Quiero prepararles un desayuno muy rico, quiero que se sientan a gusto, seguras, que sepan que todo terminó y que yo estaré siempre para protegerlas.
De repente siento unos jalones en la botamanga de mi pantalón y cuando miro hacia abajo me encuentro con Angie bostezando.
-Hola Angie, buenos días -le digo dándole un beso en la cabeza.
-Buenos días -dice con una sonrisa- ¿Por qué nos dejaste solitas en la cama?
-Porque quería prepararles un desayuno muy muy rico a las dos.
-¿De verdad? ¡¿Que preparaste?!
-Bueno, hice unas galletitas caseras de vainilla con una chocolatada para cada uno de nosotros.
-Galletitas de vainilla, ¡que rico! Y adoro la chocolatada.
-Entonces, ¿te gustaría ayudarme a que llevemos el desayuno a la cama para que despertemos a Holly?
-¡Si! -dice dando saltitos.
Angie me ayuda a llevar dos vasos de chocolatada mientras yo llevo una bandeja de plástico en donde coloqué el vaso restante y un plato grande repleto de galletitas. De manera muy sigilosa dejamos la bandeja y todos los vasos sobre un mueble, para que no ocurra ningún accidente.
-¿La despertamos? -le pregunto.
Ella asiente contenta y se acerca a Holly. Le da un besito en la mejilla y le da pequeños empujoncitos para que se despierte. Holly se remueve, se estira y luego abre de a poco sus ojos. Cuando nos ve a ambos en la habitación sonríe muy contenta.
-Hola, buenos días -dice sin parar de sonreír.
Yo me acerco a ella, le doy un beso en la frente y escucho unas risitas tímidas detrás de nosotros. Cuando la miro, Angie está tapando su boca y riendo. Tengo que decir que me gusta mucho verla así. Angie es una niña muy fuerte. A pesar de ver morir a su padre y saber que ya nunca volverá a estar con él, está ahí riéndose y siendo feliz. Los niños no fingen y sé que su felicidad es auténtica.
-¿Que hora es? -pregunta Holly.
-Las diez de la mañana.
-¿De verdad? Wow, pensé que era más tarde.
-Bueno, tenía pensado dejarlas dormir más, pero esta chiquilla se despertó y se me ocurrió despertarte a ti también para que desayunemos todos juntos.
-Muchas gracias, me encanta la idea -dice riendo-. Angie, ven aquí sentemonos los tres en la cama.
La niña se acerca corriendo a Holly y se sube a la cama. Ellas dos se acomodan y yo voy en busca de la bandeja y los vasos, los coloco sobre el plástico y los llevo a la cama. Me siento con ellas y desayunamos los tres juntos entre risas.
-Y bien, ¿cuál es el plan para hoy? -pregunta Holly.
Yo me quedo pensando. No había planeado algo hasta ahora porque no tenía idea de qué podríamos hacer, pero rápidamente se me ocurre algo.
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Me enamoré de un Pandillero
RomantizmHolly perdió a sus padres en un accidente que nunca ha quedado claro. Queda a cargo de su madrina, a quien sólo le interesa el dinero que recibe mensualmente por ser la tutora de la muchacha. Holly, cansada de su situación toma una decisión drástica...