Someone Like You

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Los cocineros nos preparan el almuerzo y también la cena. Hoy al medio día nos hicieron pasta con salsa y tengo que decir que fue una de las cosas más ricas que probé en mucho, mucho tiempo. Ahora, estamos cenando un colchón de verduras, que también está buenísimo. Bianca dijo que la comida es una de las cosas que compartimos todos los que trabajamos aquí y es cierto, ya que estamos todos juntos comiendo en una mesa que hay en la cocina.

Cuando terminamos de comer abrimos el bar nuevamente. La gente comienza a ocupar las mesas y a pedir comida, pero sobre todo alcohol, mucho alcohol. Muchas personas tomaron coraje y se subieron a cantar, todas canciones bonitas, algunos cantaban bien, otros no tanto, igual yo no soy nadie para estar juzgando.

-¿Me das una Pepsi? -me pregunta una voz grave a mis espaldas.

-Claro, en seguida -digo dándome la vuelta y encontrándome con Val.

Reacciono rápidamente y voy al freezer donde guardamos las bebidas. Tomo una Pepsi, la destapo y busco un vaso de vidrio. Val ya no esta en el lugar de antes, ya se ha ido a una mesa a sentar con sus amigos. Veo a Samuel entre ellos y también a la pelirroja, en realidad, están todos y sinceramente no quiero verlos, tampoco cruzar ni una sola palabra con ellos, pero no tengo opción, es mi trabajo.

Cuando llego a la mesa dejo la botella y el vaso frente a Val. Él me mira y me sonríe a manera de agradecimiento. Uf, su sonrisa otra vez.

-¿Alguno de ustedes quiere que le traiga algo? -pregunto.

Samuel no se había percatado de que era yo quien estaba parada allí, pero cuando se dio cuenta levanta la mirada y me sonríe.

-Hola Holly -me dice.

-Hola -le digo con tono seco.

Todos en la mesa se ríen, incluso Val. La pelirroja me está mirando, yo no volteo a verla, pero por el rabillo del ojo puedo ver como me mira.

-Yo también quiero una Pepsi -me dice ella-. Soy Barbi.

-Un gusto -le digo sonriéndole-. Una Pepsi entonces -digo anotándolo en mi libreta-, ¿algo más?

La parejita me pide una cerveza para cada uno, el otro chico que no conozco pide un sandwich de jamón, queso, lechuga, tomate y mayonesa, Samuel unas papas fritas y una Sprite. Luego de anotar todo voy a la cocina y le pido a Andrés, el jefe de cocina, que me prepare las papas y el sandwich, luego sirvo las cervezas, tomo las gaseosas y unos vasos. Pongo todo en una bandeja redonda y las llevo a la mesa. Destapo las gaseosas frente a ellos y las sirvo.

-Si necesitan cualquier otra cosa me avisan -les digo colocando las botellas vacías en la bandeja y disponiéndome a retirarme.

Cuando estoy a punto de irme, Val toma mi mano y tira de mi. Tengo que hacer demasiado equilibro para que las botellas no se caigan de la bandeja. Allí, donde su cálida mano toca la mía, la piel me quema, me arde, pero no son sensaciones incómodas, sólo son desconcertantes.
Val está muy cerca de mi, su rostro muy próximo al mío, puedo sentir su respiración acariciando la piel de mi cara. Me acerca más y por un momento pienso que va a besarme. Pero no lo hace. Mueve su boca muy cerca de mis labios, pero no los toca y la lleva hacia mi oído.

-Recuerda bien lo que te dije esta mañana -me susurra.

Se me eriza la piel al tener su voz tan cerca, al tenerlo a él tan próximo a mi. No se como reaccionar y tampoco se bien a que se refiere.

-¿A qué te refieres?

El me suelta sin contestarme. Estoy a punto de preguntarle nuevamente a qué se refiere, pero no puedo porque Andrés me llama desde la cocina porque el sandwich y las papas ya están listos. Me voy hacia la cocina pero no dejo de preguntarme a qué se refiere.

Me enamoré de un PandilleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora