Capítulo 4

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Ya llevaba un par de horas en la tienda de música. Iba a ser un largo día. Los minutos pasaban como horas y más me agobiaba al recordar que tenía escuela mañana.

El lugar era como el paraíso de cualquier músico y no podía estar más feliz por haberme topado con este trabajo. Era como perfecto para mi. Estaba lleno de instrumentos, todo tipo de discos musicales y lo mejor de todo es que era muy poco concurrida.

Estaba leyendo un libro que terminaría rapidísimo si es que la tienda seguía así de vacía cuando escuché la campanilla de la puerta sonar. Despegué mi mirada de las letras y la subí hacia la persona que acababa de entrar. No lo podía creer. Este sin duda había sido el mejor fin de semana de mi vida. Ana estaba aquí y lucía tan radiante como siempre.

Llevaba una chaqueta larga, una blusa blanca que dejaba a la vista su escote y jeans rotos y abultados. Se veía perfecta y sus tacones y el ligero maquillaje que llevaba la hacían ver más atractiva y sofisticada. El atuendo se ajustaba a sus curvas perfectamente.

En cambio yo lucía horrible. Tenía puesto un chándal negro viejo y unos pantalones desteñidos. Estaba vestida como una vagabunda. Intenté esconderme detrás del mostrador sabiendo que eso no serviría porque hoy estaba sola con el gerente de la tienda, así que estaba obligada a atenderla. Pero es que mi apariencia me avergonzaba.

Me armé de valor y me acerqué a ella que miraba unas guitarras de espaldas a mi.

—Hola, bienvenida ¿En qué la puedo ayudar? —Dije lo más casual posible mientras le tocaba el hombro. Ella se volteó y se sorprendió al verme.

—¿Mimi? que sorpresa encontrarte aquí, no tenía idea de que trabajabas —comentó mientras se acercaba y me abrazaba. Mis brazos rodearon su cintura y los suyos rodearon mi cuello. De nuevo sentí su perfume inundar mis sentidos, tan agradable, dulce y suave como ella. Nos abrazamos por más del tiempo debido y cuando nos separamos pude aclarar mi garganta y hablar —S-si, trabajo aquí desde el inicio de las vacaciones, necesitábamos el dinero así que... —le expliqué restándole importancia y encogiéndome de hombros.

—Eso es muy admirable. Es una coincidencia que justo haya entrado a esta tienda —habló distraída mientras miraba todas las guitarras acústicas en exhibición.

—Si, nunca esperé encontrarla aquí, pero dígame ¿Qué anda buscando? —Le pregunté fascinada al descubrir otra cosa de ella. Tocaba la guitarra.

—Bueno... desde siempre me ha gustado mucho la música y pensaba en volver a mi hobby favorito que es tocar la guitarra ahora que tengo más tiempo libre por mi nuevo trabajo —me explicaba ella con una sonrisa en sus labios que me hipnotizaba e incitaba a besarla.

—Eso es genial ¿Toca guitarra acústica o eléctrica? —Le pregunté ya un poco más concentrada en la conversación.

—Acústica —me respondió y la guíe hasta donde estaban las mejores y más bonitas.

De inmediato tomó una negra preciosa. Se sentó en un banquillo y comenzó a jugar con las cuerdas. Se veía extremadamente sexy. Luego cuando ya se acostumbró, comenzó a rasguear las cuerdas con más confianza y a tocar una hermosa melodía desconocida para mi al mismo tiempo que comenzaba a cantar.

Mírate, sigues aquí 

La gente dice que lo bueno está por descubrir

Y mírate, todo cambió

En el segundo que en mi sufrir te dije adiós

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora