Capítulo 12

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Me desperté como a eso de las 9 de la mañana. Estaba acostumbrada a que me pasara. Nunca podía dormir más allá de esa hora los fines de semana.

Lo primero que mis ojos vieron fue la hermosa cara de Ana. Estaba acostada sobre su estómago y con el rostro apoyado en la almohada. Las sábanas llegaban sólo hasta su cadera, por lo que tenía una perfecta visión de su espalda y su trasero cubierto por las mantas.

Comencé a acariciar toda su piel. Era tan suave y el calor que emanaba me causaba tranquilidad. Empecé a repartir besos por su nuca después de correr su cabello a un lado y fui bajando por su columna. Tenía esos 2 pequeños orificios que se forman en la base de la espalda marcados. Me encantaban. Besé cada uno con delicadeza. No me pude aguantar así que bajé mi cuerpo de modo que mi cara quedó a la altura de su trasero. Bajé las mantas y comencé a besarlo y a morderlo, es que simplemente me encantaba. Estaba muy tentada a hacer que abriera sus piernas para poder saborearla y hacerle el amor pero me controlé. En cambio me conformé con jugar un rato más con su precioso trasero mientras que con mis manos lo amasaba. Dejé lamidas y más mordiscos hasta que sentí como Ana se movía un poco.

—Mmmh Mimi, qué estás haciendo. —murmuró contra la almohada.

—Sólo me estoy comiendo tu trasero. Es que me fascina. —respondí sencillamente para luego volver a lamerlo y dejar un último agarrón antes de volver a subir y abrazarla por la espalda para atraerla a mi.

—Hola. —me saludó cuando se volteó para que estuviéramos cara a cara.

—Hola. —le respondí de vuelta mientras la miraba detalladamente.

Sus largas pestañas, sus labios húmedos y rosados que me incitaban a besarlos, su nariz y sus hermosos ojos chocolate. Era tan hermosa y yo no era capaz de encontrarle ni un defecto. Me encantaba su piel morena y su acento. Estaba tan perdidamente enamorada de ella. Cerró sus ojos y se apoyó en mi hombro para seguir durmiendo.

—Será mejor que me vaya a la habitación de invitados antes de que sea muy tarde. —le hablé luego de unos momentos recordando lo peligroso que era que ambas estuviéramos durmiendo aquí completamente desnudas.

—Si, eso sería lo mejor. Ve y revuelve las cosas para que parezca que dormiste ahí mientras yo preparo el desayuno y la medicina para quitarte la resaca. Puedo sentir desde aquí tu dolor de cabeza. —y tenía razón. Mi cabeza palpitaba dolorosamente y aún estaba un poco mareada y con náuseas en el estómago. Tenía que asumir las consecuencias. Nadie me obligó a beber, yo soy la única culpable.

—Eso estaría perfecto, muchas gracias. —le agradecí, después le di un beso en los labios, me salí de su alcance y me paré a un costado de la cama. Comencé a estirarme para relajar mis músculos adoloridos luego del ejercicio de ayer. Recorrió todo mi cuerpo con su mirada mientras se mordía el labio descaradamente.

—Eres una diosa. —me halagó para luego sentarse en la orilla de la cama con las piernas debajo de ella y dejando su torso al descubierto.

Me tomó de la cintura y me atrajo hacia ella. Su cara quedó en mis pechos mientras me miraba atentamente desde abajo.

—Eres hermosa ¿lo sabias? —habló con cariño. Yo negué con la cabeza y una sonrisa boba en mi rostro. —...pues lo eres, y eres buena en todo lo que haces. —afirmó con doble sentido. Si que era buena haciendo de todo, especialmente en comerle el co...

Detuve mis pensamientos cuando sentí como dejaba delicados besos en mis pechos y estómago. Pasaba su lengua dejando rastros de saliva.

—Mmmmh no hagas eso... o si no me excitaré de nuevo y no hay tiempo para otra ronda. —la detuve intentando alejarme de ella pero no me soltaba y seguía besándome por todos lados. Pasó sus manos a mi espalda y me presionó contra su cara al momento que metía uno de mis pechos en su boca.

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora