La mamá de mi mejor amiga (Warmi)

Capítulo 58

Narra Ana

Al entrar a la sale de espera no podía respirar correctamente. Sentía como en cualquier momento me daría un ataque de pánico. Lo único que lo evitaba era sentir como la mano de Mimi apretaba la mía reconfortantemente, demostrándome que ella estaba ahí para mí y dándome la seguridad que necesitaba en esos momentos. La mire unos segundos mientras caminábamos buscando a David. Ella parecía estar un poco mejor que yo pero sabía que en el fondo estaba intentando parecer calmada para transmitirme algo de su seguridad, pero yo sabía que estaba igual o incluso más preocupada que yo. Lo podía ver en sus ojos. Después de todo Aitana era su mejor amiga y además una de sus pacientes.

—Ahí está. —habló volviéndome a la realidad. Mire hacia donde apuntó y pude ver a David sentado solo, con sus codos apoyados sobre sus rodillas y su rostro apoyado en sus manos. Tenía ojeras bastante notorias en los ojos y lucía bastante apagado. Me derritió el corazón verlo así. Solté la mano de Mimi y me acerqué a el.

—Hola David. —lo salude y al percatarse de nuestra presencia se puso de pie. Lo abrace de inmediato y creo que este había sido el abrazo más reconfortante que había tenido en mi vida. Pude sentir como se relajaba contra mi cuerpo y como me abrazaba a él con fuerza, casi dejándome sin aire.

—Me alegra que pudieseis llegar, aunque no era necesario. —habló contra mi hombro y de inmediato noté la tristeza en su voz. Este chico de verdad que amaba a mi hija.

—Claro que era necesario. Quiero ver a Aitana en cuanto se pueda y tampoco te dejaríamos esperando aquí solo. —le respondí separándome de el y mirándolo a los ojos, completamente decaídos.

—Gracias por venir en cuento antes entonces. —volvió a hablar y esta vez dirigió su mirada hacia Mimi que esperaba tímida atrás mío a ser notada por el muchacho. David se acercó a ella y la saludo al igual que a mi con un abrazo apretado y duradero. Al separarse David volvió a hablar.

—¿Como has estado Mimi? —Le preguntó a mi novia y Mimi soltó un suspiro.

—Para ser sincera... bastante preocupada por Aitana, también me he sentido algo culpable. Todo esto se pudo haber evitado si yo hubiera hecho bien las cosas. —no de nuevo con eso porfavor. De inmediato sentí un poco de furia crecer en mi estómago.

—Mimi... esto no es tu culpa. Nunca podrías haber predicho esto. Hasta los doctores que la atendieron ahora dijeron que era extraño que su cuerpo reaccionaría así, que deben hacerle un par de exámenes para saber exactamente qué provocó esta decaída. —intento tranquilizarla David diciéndole casi lo mismo que yo intente hacerle entender durante todo el camino que hicimos desde el yate hasta aquí. Mimi no paraba de buscarle una explicación a lo sucedido y todas sus conclusiones siempre terminaban en ella siendo la culpable de todo esto. No fui capaz de hacerla entender.

—Aún así... tengo que verlo con mis propios ojos. David prometo que haré lo que este en mis manos para que Aitana se mejore. —le dijo sincera y preocupada Mimi. David sonrío.

—Lo sé, confió en ti, todos confiamos en que se pondrá mejor gracias a ti, solo no te sientas culpable. Sabemos lo delicado que es todo esto y no queremos presionarte. —la tranquilizó y Mimi solo asintió. Los tres tomamos asiento, cada una a cada lado de David.

—Como has estado tú David. —le pregunté yo ahora al muchacho que pareció pensarlo por un momento.

—He estado mejor. Aún estoy un tanto asustado la verdad. Ver a Aitana así de desorientada me ha dejado un tanto mal. Ella estaba comenzando a alucinar y yo no sabía que hacer para calmarla pero por suerte pude llegar bastante rápido al hospital y llevarla a urgencias. —habló con temor en su voz. Debe ser bastante aterrador ver a la persona que amas en esas circunstancias. Yo no sé cómo reaccionaría si a Mimi le ocurriera algo así. Puse una mano en su hombro reconfortantemente.