Capítulo 45

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Narra Mimi


Después de no sé cuánto tiempo caminando por la playa, decidí volver al hotel porque ya estaba oscureciendo y porque tenía mis pertenencias en la habitación. No quería encontrarme con Ana, la cual suponía estaría esperando ahí a que yo apareciera, así que me armé de valor y me dirigí a mi destino, de todas formas necesitábamos hablar y mientras antes mejor.

No podía creer que Ana de verdad deseaba terminar conmigo ¿ya no me amaba como antes? Porque yo no había dejado de hacerlo, pero al parecer ella cambió de opinión.

Tampoco podía parar de pensar en el hecho de que quizás sí era mejor separarnos. Dolía asumirlo pero... era verdad.

Era contradictorio porque por una parte, mi corazón me decía que no tenía permitido alejarme de ella porque me hacía feliz y la amaba con hasta lo que no tenía, que lo mejor era estar juntas a pesar de todo pero... la otra parte, la parte racional, me decía que lo mejor era darnos un tiempo para poder organizar nuestras vidas y pensar bien lo que queríamos y quizás el mundo tenía razón y habíamos precipitado mucho nuestra relación.

Me costaba asumirlo pero tenía que hacerlo por el bien de ambas.

Las calles ya estaban frías y el viento congelado comenzaba a calar hasta mis huesos así que apresuré el paso. Pensar que hace unas horas estaba comiendo helado y ahora deseaba un café caliente con todas mis ganas, también pensar que Ana y yo nos besábamos apasionadamente mientras hacíamos el amor y ahora estábamos peleando y considerando separarnos...


Entré lo más rápido que pude a la recepción porque ya no aguantaba más el frío y cabizbaja llegué al ascensor, en el cual se me escaparon algunas lágrimas por lo complicado de la situación. No lograba procesar todo aún y seguía doliendo.

Apenas llegué frente a la puerta de nuestra habitación luego de cruzar el pasillo, pude oír los sollozos provenientes del otro lado. Ana estaba llorando y me rompía más el corazón de lo que ya lo estaba. Me dolía saber que era por mi culpa cuando prometí jamás hacerle daño.

Empujé la puerta y esta abrió sin problemas. Lo primero que vi fue a Ana echada en la cama hecha una bolita mientras lloraba y un montón de trozos de papel higiénico arrugados estaban a su lado. No quería ni imaginar la cantidad de tiempo que llevaba llorando así. No soportaba verla sufrir.

Sin decir nada, me quité mis zapatos y me recosté a su lado abrazándola por la cintura y pegando su espalda a mi pecho. Ella pegó un salto por el susto y al percatarse de que era yo, se dio la vuelta y me abrazó con todas sus fuerzas.

—Lo siento mucho Mimi... yo... yo no quise... de verdad. Te amo. Perdóname. —susurró con la voz ronca y entrecortada. Yo me limité a besar su cabeza y acariciar su espalda. No podía estar enfadada con ella cuando sabía que en el fondo ella tenía razón. A ambas, aunque no quisiéramos, nos preocupaba lo que los demás dijeran, en especial ahora que era reconocida en la calle y empezaba a tener más atención ¿qué pensaría la prensa cuando pusieran más atención al hecho de que Ana salía con una muchacha 15 años menor que ella que apenas había terminado el colegio?

—Está bien Ana... no llores. Tú tenías razón. —hablé con calma porque ahora tendríamos una de las conversaciones más difíciles que hayamos experimentado. Definitivamente no iba a ser fácil. Ella calmó su llanto y levantó su rostro para mirarme con sus preciosos ojos cafés, extrañada por mi respuesta.

—¿C-como que yo tenía razón? —Preguntó extrañada mientras se salía de entre mis brazos y se sentaba apoyándose en el respaldo de la cama. Limpió su rostro con otro trozo de papel y me puso toda la atención del mundo.

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora