Capítulo 15

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Narra Mimi


Ya era martes y había tenido un par de exámenes por lo que andaba un poco estresada y preocupada por las calificaciones. Si no sacaba 10 mis padres me matarían, pero confiaba en mis habilidades, yo era la mejor.

No había visto a Ana desde el sábado y todavía tenia ganas de hablar con ella y arreglar las cosas pero no sabía cuando podría verla... o si ella de hecho quería verme de nuevo y hablar conmigo. Seguramente ya se había olvidado de mi, la entendería, yo sólo le traía problemas. Era una ilusa niña pequeña que creía que si se desea algo con fuerzas, esto se cumple, pero no, estábamos en la vida real y en la vida real hay corazones rotos como el mío ahora mismo. Ya no tenía esperanzas, aunque realmente nunca las tuve, nunca esperé nada más que un par de polvos y palabras calientes por parte de Ana. No me importaba que me usara, ella me estaba consumiendo como un cigarrillo y no podía importarme menos, sólo quería estar a su lado.

Estaba en mi última hora de clases de ese día y agradecí que luego no tenía trabajo, por lo que podía seguir deprimida tranquilamente en la comodidad de mi habitación. Prefería llorar ahí que en cualquier otro lugar. Mi corazón estaba en las manos de Ana y ella lo había utilizado a su antojo para después desecharlo como cualquier otro desperdicio sin valor.

Había tomado todo el amor que tenía por ella y lo había utilizado para su bien, para satisfacer su ego y sus necesidades sexuales, y ahora que yo le había reclamado que ella estaba casada y que no me podía pedir exclusividad, se había ido corriendo sin mirar atrás, como quien se va cuando las cosas se complican porque en realidad nunca se preocupó por mi realmente.

Además Miguel ya había vuelto, por lo que menos me prestaría atención.


La campana me sacó de mis pensamientos. Yo ya iba con el alma por el suelo, casi arrastrándola.

Al llegar a la salida del colegio me iba a dirigir hacia la parada de buses pero la figura de Ana me sorprendió. Ella estaba apoyada en su coche y miraba atenta buscando a alguien entre la multitud de alumnos que en ese momento salían de clases. Se veía preciosa, llevaba una chaqueta azul oscura abierta con bordes blancos, un top blanco abajo de esta y pantalones blancos también que combinaban con todo su atuendo, tenía zapatos de tacón y se veía angelical con esa pequeña cantidad de maquillaje y el pelo suelto cayendo por sus hombros.

Preciosa.

De seguro venía a buscar a Aitana, pero ella salía más temprano ese día y yo creía que ya debería estar en casa, por lo que me confundió que estuviera aquí, me dirigí hacia ella para decirle que su hija salía temprano ese día y que quizás ella se había confundido.

Cuando me vio entre la multitud acercándome hacia ella, sonrió ampliamente y caminó hacia mi. Mi corazón se aceleró de inmediato. Estúpidos sentimientos incontrolables. Los odiaba, no podía tener permitido seguir sufriendo. Ella me subía hasta lo más alto del cielo y luego me arrastraba hasta los infiernos para comenzar la tortura.

—Hola Mimi, ¿qué tal tu día? —Me preguntó alegremente mientras me daba un beso en la mejilla y luego me abrazaba fuerte sorprendiéndome. De inmediato aspiré el aroma de su pelo y me embriagué por completo con el.

—Mmmh, estuvo regular ¿que tal el tuyo? —Respondí un tanto nerviosa y melancólica separándome del abrazo para mirarla a los ojos, sus preciosos ojos café.

—Bien, y mucho mejor ahora que te veo. —dijo coquetamente y mis mejillas ardieron. Rió de mi por la reacción que tenían sus palabras en mi cuerpo.

—Escucha, Aitana salió temprano hoy y ya no se encuentra en la escuela. Quizás te has confundido... —No terminé de explicar cuando me interrumpió.

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora