Capítulo 66

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Narra Ana


Oh mierda, oh mierda, oh mierda.

Era en lo único que podía pensar mientras veía a Mimi apoyada sobre una de sus rodillas frente a mi.

Estaba pasando... Mimi me estaba pidiendo matrimonio y yo solo estaba ahí mirándola con la cabeza en blanco, como ese meme de Homer Simpson en el que en su cabeza se puede ver que no piensa en nada más que en un mono tocando los platillos. Así es como me sentía en ese momento.

El sonido del público rugiendo a mis espaldas me saco de mis pensamientos y me concentré en el rostro de la bella mujer frente a mi. Mimi estaba a punto de llorar, podía ver lo brillosos y rojos que sus ojos se estaban poniendo y me maldecí por no poder reaccionar.

—Mierda Mimi. Obvio que si, si, si y mil veces si —logre decir entre mis propios sollozos mientras veía la sonrisa más hermosa que alguna vez le haya visto a Mimi formarse en su rostro. Rápidamente ella se puso de pie, extendiéndome la rosa que tenía en su mano. La tomé de inmediato viendo como ahora ella sacaba el anillo de la caja y lo ponía en el dedo anular de mi mano izquierda con sus manos temblorosas. Le costó encajarlo por todo lo que temblaba pero cuando por fin lo logró, se llevó la mano a sus labios y dejó un beso duradero en esta. Yo la mire con vista borrosa por mis lágrimas y no pude aguantar más. Me lancé a sus brazos, provocando que se tambaleara un poco hacia atrás pero fue capaz de reaccionar y atraparme. Me abrazó por la cintura mientras yo lo hacía por sus hombros.

Un montón de emociones se instalaron en mi pecho. No podía procesarlas todas pero la única que podía sentir con claridad era la de amor. Un amor infinito por la mujer que en este momento me tenía en sus brazos y que ahora podía llamar mi prometida. Que bonito sonaba.

Me separe de ella y tomé su rostro en mis manos. Ambas unimos nuestros labios en un beso necesitado y apasionado, con los gritos del público de fondo y mis bailarines y equipo viéndonos a la distancia. Todos habían podio ser testigos de este momento que nunca en mi vida podría olvidar.

Este era el inicio de una nueva etapa de mi vida, el inicio de una vida junto a Mimi, la mujer por la que estaba locamente enamorada y totalmente perdida en sus ojos y labios.

—Te amo —susurré cuando separé nuestros labios, pero sin despegar mi frente de la suya. Pasé mis pulgares por sus mejillas para limpiarlas de sus lágrimas. Ella me regaló una sonrisa y no pude evitar volver a abrazarla al sentirla temblar de nuevo. Estaba muy nerviosa aún. Podía sentir su respiración pesada contra mi cuello y como se aferraba a mi con fuerza, casi enterando sus uñas en mi espalda.

De la nada, escuché una explosión, provocando que tanto yo como Mimi nos sobresaltáramos y separáramos abruptamente. Ambas miramos con confusión a nuestro alrededor cuando nos percatamos de lo que sucedía.

Fuegos artificiales.

Todo el estadio se había iluminado por los fuegos artificiales que salían desde atrás del escenario y hacia arriba en el cielo oscuro y estrellado de aquel día.

Ambas nos quedamos viendo el espectáculo frente a nosotras con asombro. Mimi se veía tan sorprendida como yo y solo pude asumir que esto era una sorpresa tanto para ella como para mi.

No pude evitarlo y volví a tomar su rostro entre mis manos para plantarle un beso apasionado en los labios.

Todo era perfecto.

Era la postal perfecta, con nosotras en medio del escenario besándonos, los fuegos artificiales atrás de nosotras y el público estallando en alaridos del otro lado. No podría haber pedido algo mejor.

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2020 ⏰

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La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora