Capítulo 23

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Narra Ana


Ya llevábamos 5 minutos de viaje y mi amada Mimi aún seguía sin prestarme atención. Sus brazos cruzados sobre su pecho, su ceño fruncido, la bolsa de hielo olvidada en su regazo y sus ojos rojos por el llanto anterior mientras iba de lo más concentrada mirando por la ventana del coche.

—Mimi mi amor, tienes que hablarme. —le pedí suavemente mientras ponía una mano en su rodilla y la miraba brevemente.

—No Ana, no me toques. —gruñó un tanto enfadada quitando mi mano de su rodilla.

Suspiré audiblemente.

—Mimi me tienes que entender, si le decía algo probablemente me amenazaría con despedirme y no podemos vivir sólo con el sueldo de Miguel, necesitaba el trabajo. —le expliqué rezando para que comprendiera.

—Bueno, podrías haber buscado otro empleo en vez de dejar que tu jefe te manoseara. —soltó enfadada sin mirarme aún.

—Hey no te pases, es la primera vez que él hace algo así, no andaría dejando que me toque. No es fácil sacarse el miedo y decir algo, además no es tan sencillo encontrar otro trabajo donde me paguen igual de bien. —salté a la defensiva.

—Lo siento Ana... sé que no te degradarías hasta tal punto, es sólo que no puedo creer que te hayas dejado pisotear por ese hombre tanto tiempo y no hayas hecho nada al respecto. —ahora si que me estaba mirando.

Volví a suspirar audiblemente

—No fue fácil, tienes que comprenderme, si perdía el trabajo tendríamos que mudarnos nuevamente, cambiar a Aitana de colegio y perdería todo el esfuerzo que hice para llegar a donde estoy... bueno... estaba porque mi renuncia es más que clara. —solté triste al tener ahora que afrontar mi nuevo problema de trabajo. No sabía que narices haría ahora con mi vida.

—Te amo Ana... e intentaré ayudarte en todo lo que pueda, pero prométeme que nunca dejarás que otro hombre o mujer te falte el respeto. No te mereces nada de esa mierda que él te hizo y deberías haber hablado con alguien de inmediato. El acoso en el trabajo es muy común y de seguro que alguien podría haberte ayudado. Sólo... no vuelvas a quedarte en silencio. —me pidió con cara de penita.

¿Por qué era tan adorable? Se preocupaba tanto por mi.

—Esta bien, te lo prometo. Si vuelve a ocurrir le patearé los huevos o las tetas dependiendo de quién sea. —bromeé logrando que soltara una risita adorable y su enfado se esfumara sólo un poco.

—Todavía tengo ganas de patearle el trasero a ese viejo asqueroso. Te juro que iré hasta su casa y... le meteré un palo por el culo y luego le pegaré sus manos a los huevos y le rapare la cabeza y le tatuare 'soy un desviado sexual y me gusta follar con ovejas' en la frente. —espetó enfadada.

—Okey, cálmate... eso fue demasiado, no sé de donde sacas tantas ideas Mimi. Ya no te dejaré ver más American horror story. Debes dejarlo ir, ya pasó... me salvaste. —hablé calmada para que se relajara, ya la veía saltando del coche y volviéndose a pegarle a mi ex jefe.

—Está bien lo siento, es sólo que me hierve la sangre al pensar que puso sus sucias manos sobe ti.

—Escucha, aún estoy un poco... inquieta por lo sucedido y también asustada pero ya se me pasará y a ti también el enfado, además, cuando le cuente a Miguel de seguro irá a pegarle también, no te preocupes, tendrá su merecido-

—Aha. —dijo cortante luego de que yo mencionara a mi marido, volviendo a tomar la bolsa de hielo, poniéndola en su ojo y volteándose hacia la ventana. ¿Por qué era tan celosa?

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora