Capítulo 41

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Narra Mimi


Después de 6 meses, por fin me sentía a gusto en este lugar. La universidad de Stanford era gigante y al principio me la pasaba perdiéndome, pero ahora la sentía como mi hogar.

Al principio había sido bastante complicado porque... bueno no conocía a nadie y tampoco conocía el lugar, pero todo cambió cuando conocí a Emma, mi compañera de habitación.

Recuerdo llegar el primer día, cargada de equipaje, con el cojín de banana aún alrededor de mi cuello y con el peluche de nala bajo mi brazo. Me bajé del taxi como pude y en administración me dieron los horarios y llaves de mi futura habitación. Tardé más de 40 minutos en encontrarla, pero es que el lugar era gigante.

Cuando por fin llegué a mi pieza, no alcancé a poner la llave cuando una alegre niña de no más de 20 años me recibió con su brillante sonrisa. Ella tenía el pelo castaño claro y corto hasta un poco más abajo de los hombros, ojos café oscuro adornados por largas pestañas, un piercing en el labio inferior al lado derecho y unas mejillas con hoyuelos, los que se le formaban mientras sonreía. Era bastante adorable y bonita. Me provocaba cierta ternura.

Ella me ayudó de inmediato con todo mi equipaje, que en su mayoría eran los regalos de Ana y un montón de ropa.

Emma era bastante buena para hablar... y era bastante... alocada. Tenía muchos amigos y de inmediato conectamos. Ella estudiaba fonoaudiología (logopedia para los amigos) e iba en segundo año. Me extrañaba que estuviera estudiando algo con la salud. Se veía más una persona de artes.

Yo respondía a todo lo que ella me preguntaba y con los meses nos hicimos inseparables. Me llevó a recorrer la cuidad y a presentarme a sus amigos que terminaron siendo míos también. Íbamos a todas las fiestas que podíamos. Habían sido meses geniales y no quería que se acabaran nunca. Estaba aprendiendo mucho y estaba contenta de haber conocido a personas tan geniales como lo eran Emma y sus amigos.

Le conté a Emma toda mi historia con Ana por supuesto, en una de las tantas noches que nos quedábamos luego de alguna fiesta conversando en la habitación hasta el amanecer. Ella al principio no se creía que alguien tan ''pura'' como se había referido a mi, fuera capaz de hacer algo así. No me lo tomé a mal. Ella no me consideraba una mala persona por hacer lo que hice, solo estaba sorprendida por mi historia. Ella lo tomaba con humor, decía que su sueño siempre había sido estar con una 'MQMF' y que yo era su ídola. Yo solo reía con sus bromas. Emma era bisexual así que cuando le mostraba fotos de Ana se volvía loca. Era su fan, si hasta compró su álbum cuando este salió a la venta.

Mi nueva compañera tenía novio, así que siempre tocaba el violín cuando salía con ambos. Era algo molesto pero ya estaba acostumbrada, al igual que ella a escucharme hablar por Skype con Ana hasta las tantas de la madrugada.

Ana era algo aparte. La extrañaba tanto... me dolía el pecho de tanto extrañarla. Lo que más quería era volver a sus brazos y a sus labios. Las primeras semanas fueron horribles. No podía parar de pensar en ella, la llamaba a cada rato y la bombardeaba con mensajes. No era capaz de dormir a menos que ella se quedara contándome algo al teléfono mientras yo escuchaba. Pero es que estaba asustada por todos los cambios y su voz me daba tranquilidad.

De a poco las cosas se fueron apaciguando. No estábamos mal, o eso creía, pero estábamos muy distantes. Después de 6 meses ya no éramos igual de constantes. Ya no hablábamos tanto como antes y ya no pasábamos horas hablando, pero aún así, la extrañaba con fervor. En parte era porque ella ahora era más... solicitada. Luego de que lanzara su álbum su popularidad creció notablemente. La invitaban a programas de radio, a entrevistas, a dar conciertos en lugares pequeños. Ahora estaba mucho más ocupada y no tenía tanto tiempo para mí como antes. Se la pasaba promocionando su música, cosa que estaba dando frutos. De vez en cuando me topaba con una de las dos canciones más populares que tenía en la radio. Yo por supuesto estaba más que feliz por ella. Me encantaba escucharla hablar de cuando gente la reconocía en la calle, o escuchaba su canción en la radio o vendía otro de sus álbumes. Ella estaba más que contenta y yo también. Pero eso no evitaba sentirme sola. Me sentía... desplazada. Veía fotos que subía a sus redes sociales con personas en el estudio de su apartamento o en la casa de algún otro músico emergente como ella o en alguna fiesta a la que era invitada. La veía tan feliz con todas esas personas, pero no podía evitar sentir celos. Ana ya no se interesaba por mi. Apenas hablábamos y en cualquier momento encontraría a otro. Estaba rodeada de gente fantástica y... más atractiva que yo tanto física como mentalmente.

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora