Capítulo 32

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Narra Ana


—¿Te intentas escabullir para no pagarme? Ana... sabes que si no lo haces tendré que echarte. Ya llevas dos semanas de retraso.

Mierda. La señora Bathich me había escuchado. Ella era la dueña del pequeño y destartalado complejo de departamentos en el que me estaba alojando. No era para nada lujoso, de hecho era una mierda, pero era lo único que podía pagar... más o menos. Ya llevaba dos semanas de atraso con el pago de la renta y la paciencia de la señora se estaba agotando.

Intenté con todas mis habilidades de ninja meterme a mi departamento sin que ella me escuchara pero la maldita puerta era muy difícil de abrir y cuando por fin lo logré luego de pelear con la cerradura de esta y la llave, la puerta emitió un fuerte chirrido. Además de que accidentalmente choqué mi guitarra contra la pared al intentar entrar deprisa. Si tan sólo esta señora aceitara las bisagras y yo fuera menos torpe, me hubiera logrado librar. Me quedé a mitad de camino entre la puerta y el salón de mi apartamento, a punto de entrar. Pero su voz me hizo retroceder con la cara decaída por mi mala suerte.

No tenía ni una maldita moneda. Todo lo había gastado en comida, estudios de grabación y en Aitana. No me quedaba nada.

La señora seguía a unas puertas de la mía esperando por una respuesta, pero yo no la tenía, estaba cagada, de seguro me echaba ahora mismo.

Ella vivía aquí y creo que era árabe por su apellido. Me daba miedo, pero no porque fuera extranjera, si no porque a veces la escuchaba gritar cosas en otro idioma demasiado fuerte y constantemente se escuchaban golpes provenientes de su hogar. Ninguno de los demás vecinos de este complejo sabían que hacia ahí dentro.

Una vez un muchacho de no más de 22, pelirrojo, de ojos cafés y escuálido como un perro desnutrido que se cruzó conmigo cuando iba llegando a mi ''hogar'' me dijo que él creía que la señora torturaba a personas ahí dentro y que era una traficante ya que siempre varias personas entraban y salían de su departamento. Al principio me reí, pero esa misma noche acostada en mi cama, reflexioné sobre eso y... quizás ese muchacho tenía razón. La señora era bastante misteriosa. Su tez oscura y sus ojos cafés penetrantes intimidaban. Era más o menos bajita y siempre andaba con un moño bien arreglado que sujetaba su canoso cabello.

Salí de mi trance cuando la señora carraspeó llamando mi atención.

—Yo umhh... disculpe señora Bathich pero gasté todo mi dinero en mi hija y en un proyecto en el que estoy trabajando, sólo le pido un día más ¿está bien? Le prometo que mañana le pago todo, el mes anterior y este. Lo prometo, es la última vez que me atraso. —supliqué juntando mis manos y poniendo mi mejor cara de perrito lastimado.

Lo dudó por unos minutos pero finalmente murmuro un ''si no me pagas te echo ¿entendido?''. Y se sumergió de nuevo en su misterioso departamento.

Solté el aire de mis pulmones que no sabía que estaba reteniendo y entré un poco más aliviada a mi departamento. ¿Dónde conseguiría 400$ para mañana? En qué demonios estaba pensando cuando le dije eso. Maldita desesperación.

Golpeé mi cabeza con ambas manos frustrada. Mi asquerosa vida era un desastre.

Dejé mis pocas pertenencias tiradas por el roto sillón y me dirigí a la diminuta cocina. Revisé la nevera. Por suerte tenía comida. Me preparé algo sencillo y me senté a comer en la también diminuta mesa del comedor. Mientras comía miré a mi alrededor. Este lugar era horrible y se caía a pedazos. No tenía calefacción así que me moría de calor por el día y moría de frío por las noches, no tenía TV, me la habían cortado. Por suerte aún tenía agua. Debía hacer algo pronto para salir de aquí.

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora