Capítulo 53

1.8K 75 4
                                    

Narra Mimi


El hospital estaba bastante ajetreado a esta hora en particular. Personas iban y venían por los pasillos blancos e iluminados, personas enfermas, doctores, familiares felices, familiares tristes, había de todo. Yo caía en la categoría de doctores por supuesto.

Había salido de mi consulta luego de cumplir mis citas con todos mis pacientes para ir a visitar a Aitana que era dada de alta hoy mismo en un par de horas, por lo que tenía que atravesar gran parte del edificio para llegar hasta la zona en donde se encontraban los pacientes hospitalizados.

Luego de cruzarme con varios conocidos y sacar un refresco de la máquina expendedora porque la caminata me había dado sed, logré llegar hasta su habitación. Toqué la puerta y esta se abrió de inmediato. Fui recibida por Ana que al ver que era yo, sonrió amplio y me envolvió en un apretado abrazo.

—Hola preciosa. Te había extrañado. —me saludó contra mi cabellera mientras aún me mantenía entre sus brazos. Luego de que nos separáramos respondí.

—Hola Ana. Yo también te extrañé... aunque solo hayan sido un par de horas. —ella me había ido a visitar esta misma mañana antes de que empezaran mis citas. Me llevó desayuno y comimos juntas en mi escritorio. Fue bastante agradable. Luego se fue y ha estado en la habitación con Aitana desde entonces porque yo debía volver al trabajo.

—De todas formas te extrañé. —repitió insistente. Yo solo solté una risa por su ternura y ella me besó en los labios rápido, sin darme tiempo a reaccionar.

Aún no sabía qué éramos. No éramos nada. Éramos más que amigas, si. Pero no novias o algo menos. Estábamos en... no lo sabía. Ni si quiera sabía si tenía permitido besarla cuando quisiera o si ella tenia permitido besarme a mi. Es solo que no supe cómo reaccionar.

Las cosas andaban bien desde nuestra última cita en su yate. Ana había entendido mi inquietud y no me presionaba en nada. Había respetado mi opinión y ambas acordamos tomarnos las cosas con calma. Después de todo solo estábamos viéndonos o saliendo de vez en cuando. La cosa aún no era seria.

Ni si quiera sabía si quería que las cosas se pusieran serias. La amaba, si. Pero ahora éramos distintas y no sabía si podríamos hacer funcionar lo nuestro. Ella era famosa y viajaba constantemente, mientras que yo estaba sumergida por completo en mi trabajo. Es un tanto difícil hacer funcionar una relación cuando hay distancia física de por medio y no hay tiempo para estar con el otro.

Ahora no teníamos problemas porque Ana acababa de finalizar su gira y no volvería a los escenarios en un largo tiempo, de vez en cuando tendría que viajar a otra ciudad para una entrevista o cosas de cantantes según lo que me contó pero nunca se ausentaría por más de 3 días. Pero cuando eso cambiara no sabría decir que pasaría exactamente con lo nuestro.

—Mamá ya suéltala. Mimi vino a verme a mí, no a ti y a tu pesado trasero. —habló a las espaldas de Ana su hija, la cual estaba con la voz algo rasposa por la posterior intrusión a su cuello. Su brazo derecho tenía una intravenosa con suero y en su nariz había un respirador. Su cuello estaba cubierto por un gran parche de modo que con esta la herida de la operación pudiera sanar. No era poca cosa que te abrieran el cuello y te quitaran una glándula. Pero Aitana había respondido bien a los medicamentos y se estaba recuperando rápido, tanto que sería dada de alta en el tiempo que se estimó, es decir hoy.

—Os vine a ver a las dos ¿Cómo te sientes? —Pregunté separándome de Ana y yendo cerca de la cama donde descansaba Aitana. Esta estaba ligeramente sentada y un montón de revistas estaban en su regazo, al igual que un gran bote de helado de menta con chispas de chocolate.

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora