Capítulo 31

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Narra Mimi


Un maldito mes... 30 días o 31, no me importaba que mes era y cuantos días tenía, sólo me importaba el hecho de que ya llevaba cuatro semanas sin saber nada de Ana, ni una sola cosa.

Lo ultimo que supe fue lo que me contaron mis hermanos. Ana había sido la que me ayudó luego de haberme desmayado por segunda vez ese fatídico día a causa de Aitana. Me enteré también que mis padres, Aitana, Miguel y mis hermanos, todos ya sabían la verdad de lo mío con Ana.

Mi papá me confesó que él era el que le enviaba mensajes a Aitana y Ana. Su único objetivo era asustarlas a ambas para lograr que Ana se olvidara de mi. También me contó cómo nos descubrió y cómo nos siguió en su coche por la madrugada hacia el mirador aquel día. Cómo nos fotografió a escondidas y le envió el material a Aitana.

Al final había logrado su cometido. Ana se había olvidado de mi. Nos habían separado. Ana se había rendido y ahora no sabía donde estaba. No sabía nada.

Mis hermanos me dijeron que el día que estuve inconsciente, Ana les había dicho que me amaba y que me cuidara, que todo iba a estar bien, pero comenzaba a creer que sólo lo dijeron para que yo no estuviera triste y no perdiera las esperanzas.

Ahora tenía más que claro que Ana me había abandonado sin si quiera despedirse.

Estaba sola... y muy triste.

Sin amigos, sin padres, sin Ana.

Lo único que tenía era a mis hermanos. Ellos me habían ayudado bastante, pasaban más tiempo conmigo y me decían que hiciera oídos sordos a lo que mis padres hablaban de mi. Que en realidad yo no era una abominación y que no iría al infierno como me gritaba mi padre todos los malditos días luego de un par de cervezas.

Me habían despojado de mi móvil y de mi ordenador, del internet y de cualquier forma de comunicación o entretenimiento.

Todo por haberme enamorado de alguien, por amar a alguien.

Para lo único que salía de casa era para asistir a la escuela y para ir al trabajo los domingos, o cuando Claudia y su novia me arrastraban a la fuerza fuera de esta.

Estaba con depresión. Una muy grave.

Había bajado varios kilos, unas grandes ojeras oscuras adornaban mis ojos, me pasaba toda la tarde encerrada en mi cuarto leyendo o escuchando música, lloraba hasta quedarme dormida todas las malditas noches.

Ya no soportaba más estar lejos de Ana y no saber nada de ella. No quería admitir que me había abandonado, que ya no me amaba o que quizás nunca lo hizo.

Había intentado buscarla pero no recordaba su número de teléfono.
Intenté ir a su casa pero ahora otra familia vivía ahí. La busqué en su antiguo trabajo, busqué a Ricky y María pero ellos tampoco seguían trabajando ahí. No tenía nada.

Mi única opción era Aitana. Luego de que pasara su semana de expulsión la busqué varias veces, tragando mi orgullo para preguntarle por su madre, estaba desesperada por una pizca de información suya.

Pero fue en vano, cada vez que me acercaba a menos de 2 metros de ella, esta salía corriendo como si hubiera visto al mismísimo diablo, me miraba con miedo, con pánico. Estaba asustada por lo que yo podría hacerle a ella cuando fue ella quien me dio una paliza y me dejo inconsciente 2 veces.

También intente por el lado de las chicas pero estas tampoco eran de mucha ayuda. No soltaban nada. Lo único que supe fue que Aitana estaba cumpliendo con servicio a la comunidad debido a que me golpeó y que debió pagar una multa. No me dijeron en donde estaba viviendo ahora, pero si me informaron que Ana ya no vivía con ellos, que sus padres estaban en proceso de divorcio.

La mamá de mi mejor amiga (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora