Parte 27

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Maratón 3/5

Camila, con una sonrisa, llevó su mano al dedo de Lauren que le estaba tapando la boca y lo acarició, agarrándole ahora la mano y entrelazándola con la de la castaña.

-Te amo –Dijo Camila con una amplia sonrisa, cosa que sorprendió a Lauren- Querías que me dejará llevar y que sintiera, ¿no? –Dijo, observando la cara de sorpresa de Lauren- Sólo cumplo órdenes. Te amo –Repitió, besándola cortamente.

-Profundizando un poco ese beso de forma intensa y luego separándose con la intención de dejarla con ganas de más- Me gusta que cumplas órdenes –Dijo con una sonrisa, observando como Camila se mordía el labio inferior, dándose cuenta de que había conseguido lo que se proponía- ¿Qué te pasa? –Sonrió ampliamente, casi riendo- ¿Sentiste demasiado?

-Se rió, dándole un suave golpe en el hombro y abrazándola- No me calientes sin motivos... -Rogó, cerrando los ojos y hundiendo su rostro en el cuello de Lauren, respirando su aroma.

-¿Yo? ¿Calentarte? ¿A ti? –Decía irónicamente y riendo, mientras Camila rompía el abrazo, riéndose también- Entonces, ¿te gusta?–Preguntó ya más seriamente, pero con su habitual sonrisa en los labios, algo pícara.

-¿El qué? –Preguntó, suponiéndose de qué se trataba, pero prefiriendo preguntar para no meter la pata.

-Mis besos, ¿te gustan? –Camila solamente sonrió de la misma forma- ¿Qué sientes? –Preguntó sin poder evitar sonreír de forma amplia al observar la sonrisa de camila.

- Siento... un calor inmenso en todos lados –Se reía, abanicándose con la mano.

-Se rió, dándole un corto beso en los labios- Eso es buena señal.

-¿Buena señal de qué? La única señal que yo veo es que, como siga así, dentro de poco me quemaré de tanto calor.

-Me dijiste que estar con una mujer para ti sería raro y extraño, que te encantaban los hombres y... no sé cuantas cosas más -Camila asentía, observando cómo se explicaba Lauren sin poder evitar sonreír, pues la Castaña gesticulaba mucho con las manos- Pero si te calientas con un simple beso mío, quiere decir que... pues que todo va a ir muy bien –Explicó cortamente, riéndose.

-¿Qué somos, Lauren? –Preguntó de súbito, cosa para la que Lauren no tuvo respuesta- Necesito saber qué somos, porque si no me voy a volver loca...

-Yo soy Lauren y tú eres Camila–Dijo con una sonrisa, tratando de evadir ese tema con algo de humor.

-No, es enserio, sabes a qué me refiero –Dijo ya en un tono más serio, mirándola fijamente.

-¿Qué más da que seamos? Nos queremos, nos divertimos y cuando estamos juntas nos lo pasamos muy bien. Eso es lo que importa –Observando como Camila negaba con la cabeza y suspiraba- A ver, ¿qué te pasa? –Preguntó, volviendo a llevar sus manos a las mejillas de Camila, acariciándolas tiernamente con sus dedos pulgares.

-Me pasa que estoy en un momento demasiado confuso Lolo–Comenzaba a explicarse- Estoy peor que una niña de 15 años... Ya no sé qué quiero, que soy o que no soy, que debo hacer y que no debo hacer...

-Quieres ser feliz, eso es lo que quieres. Eres Camila y lo que debes hacer es lo que menos importa ahora, no siempre lo mejor es lo que se debe hacer –Respondió claramente Lauren a todo.

-¿Y voy a poder ser feliz contigo, Lolo? –Preguntó, provocando que Lauren soltara su cara y miraba para otro lado- Lauren, mírame –Pidió, incorporándose un poco-Lauren Michelle Jauregui Morgado, mírame –Exigió en tono serio, consiguiendo que, ahora sí, la Castaña la mirara- Realmente en algún momento de tu vida, ¿conseguirás hacerme feliz?

-Mientras estemos alejadas del mundo y metidas en nuestro propio universo... sí, podré hacerte feliz.

-¿Y en el mundo real? ¿Con todas esas pistolas, sangre, muertes y delincuencia?

-Guardó un corto silencio, mirándola- En ese mundo lo dudo mucho –Respondió con total sinceridad, provocando que Camila se entristeciera notablemente- Lo siento Mila, pero... yo jamás podré darte lo que tú te mereces, jamás podré ponerme ni si quiera a tu altura y... yo no quiero ni pienso hacerte daño, nunca lo haré, te lo prometo.

-¿Y qué es lo que yo me merezco? Solamente necesito cariño y amor de una persona que me quiera, nada más.

- Eso es justamente lo que yo no te puedo dar.

-–Camila no comprendía el motivo por el que Lauren decía eso- ¿Por que?
-Porque no Mila, porque es imposible. Mi vida no es adecuada para una mujer como tú, no puedo ofrecerte nada, absolutamente NADA –Recalcó esa última palabra.

¿Y a mí qué me importa lo que tú puedas ofrecerme? No quiero dinero, no quiero casas, no quiero coches ni... cosas materiales –Decía, llevando ahora ella sus manos a la cara de la castaña, pegando su frente con la suya- Yo... yo sólo te quiero a ti Lolo... 

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Enemigas intimas CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora