Parte 47

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-¿Qué no entiendes? –Preguntó, sin comprender ella por qué no la entendía.

-Esas ansias de venganza, esa rabia que veo en tus ojos cada vez que lo dices... Deberías dejar que pagaran en la cárcel y tú no buscarte más problemas.

-Mataron a mi papá, prácticamente también a mi mamá y dejaron dos niñas huérfanas. Mi hermana sólo tenía 12 años cuando pasó todo eso y, yo, con 18 años, tuve que hacerme cargo de ella. ¿No te parece ese un buen motivo para tener rabia en los ojos?

-Sí, claro que sí, pero no es un buen motivo para matar. Ningún motivo es bueno para matar –Decía, mirando la carretera y, a veces a Lauren.

-Ok Mila, lo que tú digas, no pienso discutir sobre ese tema contigo... -Dijo, regresando su mirada a la ventana del coche.

-Guardó un corto silencio- ¿Qué vas a hacer ahora? –Preguntó la pequeña, volviendo a cambiar completamente de tema.

-Volvió a mirarla- Pues te dije que me ibas a dejar en dónde tú...

-Sin dejarla ni empezar- No me refiero a eso.

-¿Entonces?

- ¿Qué vas a hacer ahora que te volviste a escapar de la cárcel? ¿A dónde vas a ir?

-Eso a ti no te importa –Dijo seriamente, volviendo a mirar la ventanilla.

-No pienso dejar que cometas la locura de matar a esos hombres, Lauren –Advirtió la pequeña- Voy a ser hasta lo imposible porque no te jo*das aún más tus antecedentes penales. Ese fue uno de los motivos por los que te mentí y te detuve.

-Se rió irónicamente, volviendo a mirarla- No pongas excusas, lo hiciste porque no me creíste y porque no te importo.

-La miró seriamente un momento y volvió a dirigir su mirada a la carretera- No son excusas. Sí, es cierto que esas pruebas me dejaron muy poca confianza en ti. Por eso te detuve. Quería hablar contigo, que Mani y Austin escucharan tu versión, que dijeras la verdad para poder creerte... Pero ya veo que no es así –Lauren negaba con la cabeza, sólo escuchándola- Además creí que haciendo eso te ablandarías un poco y nos contarías dónde estaban esos hombres para detenerlos, pero... nada, que contigo es imposible predecir lo que vas a hacer o decir.

-No pudo evitar sonreír cortamente- Nadie ha conseguido que hable y no lo haré hasta que acabe con ellos, Camila. Cuando lo haga, si es necesario, yo misma me entregaré a la policía y contaré la verdad, pero, mientras, ni Dios va a conseguir que me quedé entre rejas, que te quede claro –Advirtió.

-Pues que te quede claro a ti que yo no voy a dejar que hagas esa locura –Advirtió ella también, repitiendo lo que ella ya había dicho.

-Eso ya lo veremos –Dijo, con tono desafiante.

-Lo mismo digo –Respondió en el mismo tono.

Camila continuó conduciendo unos minutos más, en silencio, hasta que pensó que ya estaba bien.

-¿Te parece bien que pare ya o quieres que dé más vueltas? –Preguntó, deseando que la respuesta fuera positiva.

Enemigas intimas CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora