Parte 36

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Avión, trayectoria Nueva York – Madrid, 18:00 horas:

-La quieres mucho, ¿verdad? –Preguntó Taylor a su hermana.

-¿Qué? ¿A quién? –Respondió con otra pregunta, sorprendida por esa súbita pregunta.

-A la tal Camila, la policía.

-Guardó un corto silencio- Sí, puede ser.

-No, puede ser no, sí la quieres, y mucho –Respondió, mirándola mal- No te hagas la dura con tu hermana.

-Bueno...está bien, sí, sí la quiero –Dijo ya más claramente- ¿Contenta?

-Sonrió- Sí. ¿Ella te quiere? –Continuaba con las preguntas.

-Eso se lo deberías preguntar a ella, no a mí.

-¿Pero tú qué crees?

-Pues que sí, supongo que sí... ya no sé ni qué pensar.

-¿Qué vas a hacer?

-¿Qué voy a hacer con qué?

-Pues con ella, con lo que tienen.

-No lo sé Taylor, no tengo ni idea –Respondió, suspirando algo agobiada.

-Guardó un corto silencio, pensando en cuál podría ser su siguiente pregunta- ¿Enserio confías tanto en ella?

-Sí, claro que sí, ya te dije antes que pondría la mano al fuego por ella.

-¿Y cómo estás tan segura de que no te va a fallar?

-No lo sé, simplemente estoy segura.

-Pues... deberías pensar en lo que te dijo Joe, ten cuidado porque puedes quemarte –Lauren negó con la cabeza, totalmente segura de que eso no pasaría- Está bien que la quieras, pero no puedes tener una confianza tan ciega en ella cuando es policía y va detrás de ti, entiéndelo.

-Bien, gracias, eres muy amable –Respondió, pasando completamente de ella, sin querer escuchar lo que le decía.

-Papá siempre decía que eres una cabezota –Dijo con algo de melancolía en su voz.

Lauren miró a su hermana, algo emocionada al haber recordado a su padre.

-Cuando murieron te lo prometí, pero te lo voy a volver a prometer... Los **** que mataron a papá, lo van a pagar, te lo juro.

Camila pasó una muy mala noche, no durmió, empleó todo su tiempo en pensar qué iba a hacer y no le sirvió de nada, pues a la mañana siguiente aún continuaba sin saberlo. Desayunó, se vistió y salió en dirección hacia la comisaría. Al llegar allí se dio cuenta de que Normani y Austin aún no habían llegado, cosa que, de alguna u otra forma, la tranquilizó, pues todavía tenía tiempo de pensar qué iba a hacer.

Ese tiempo no le dio para mucho, pues en menos de quince minutos, Normani y Austin entraron por la puerta.

-¡Hola Mila! –Saludó Austin, abrazando a su amiga- ¿Qué tal, cómo estás? –Preguntó.

-Sonrió cortamente- Bien, bien, estoy bien. Hola Mani –Saludó ahora a Normani con otra sonrisa y dándole otro abrazo.

-Hola, ¿qué tal ese hombro? –Preguntó la morena, rompiendo el abrazo.

-Bien, el hombro bien, todo lo demás mal, muy mal –Respondió muy claramente la pequeña, volviendo a tomar asiento.

-¿Sigues sin saber qué hacer? –Preguntó Normani. Camila simplemente asintió con la cabeza.

-¿Perdón?–Interrumpió Austin, quién no tenía ni idea de qué estaba hablando- ¿Me perdí algo? –Preguntó. Camila y Normani simplemente la miraron- Tiene algo que ver con que no hayas ido con nosotros a Nueva York, ¿verdad?

-Más... o menos... -Respondió Camila, nada segura.

-Bueno, pues cuéntenme, yo también tengo derecho a enterarme –Pidió Austin.

-Guardó un corto silencio- Antes que nada quiero pedirte que no te enfades, ¿ok? –Dijo Camila, antes de empezar a hablar- Déjame explicártelo todo y ya, después, si quieres me insultas, pero déjame explicarme–Rogó la pequeña.

-Se sorprendió con esa petición- Cuando pides esas cosas me das mucho miedo, de verdad... ¿Qué hiciste ahora?

-Estoy enamorada –Dijo rápidamente la pequeña.

-Sonrió- Ah, pero eso está muy bien, por fin... -Dijo alegre el chico, realmente eso no le parecía una mala noticia- ¿Y de quién? –Preguntó, pero Camila no tuvo el valor de responder- ¿Mila?

-No te va a gustar –Advirtió Camila.

-Ya algo más serio- ¿Por qué no? Venga, dime ya, ¿quién es? –Camila volvió a guardar silencio- Mila, ya, dime, por favor –Rogaba.

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Enemigas intimas CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora