Enemigas intimas CAMREN

Parte 45

Fue a la cafetería y compró un sándwich y un refresco, esperando que eso le gustara a Lauren. Seguidamente se dirigió a parte de las celdas, que era una habitación con dos celdas en su interior, servían para dejar a los presos ahí provisionalmente mientras hacían los juicios o los interrogatorios y, una vez hechos, mandarlos a su cárcel correspondiente.

-Hola –Sonrió cortamente al agente de seguridad que estaba allí- Puede salir si quiere, yo me encargo –Dijo la pequeña.

-¿Segura señorita? –Preguntó el hombre- Estaba muy nerviosa, está golpeándolo todo y puede agredirla.

-Miró a Lauren, quien estaba sentada en el suelo, apoyada en la pared, con la cabeza gacha, sólo mirando el piso- Sí, no se preocupe, yo me encargo –Repitió, totalmente segura.

-Está bien, como quiera, así aprovecho y voy un momento al baño –Se rió el hombre, cosa que a Camila no le hizo mucha gracia, pero sonrió.

El agente de seguridad salió y Camila se quedó allí, mirando a Lauren, de pie. Después de mucho silencio se sentó también el suelo, frente a la celda cerrada, mirándola.

-Te traje algo de comer –Dijo Camila, rompiendo el silencio, metiendo sus manos por los barrotes de la celda, dándole el sándwich y el refresco. Lauren simplemente la miró- Los sándwiches de aquí están buenísimos, seguro que te gusta... -Dijo, con una corta sonrisa.

-¿Eres bipolar? –Preguntó, provocando que Camila volviera a ponerse seria- Primero me dices que me odias y ahora me traes comida...

-Te odio, pero me preocupo por ti –Lauren quizo a hablar, pero no la dejó- Mejor cállate y cómete esto, vas a estar aquí bastante tiempo y te vendrá bien reponer fuerzas.

-No quiero comer –Dijo, aunque cogiendo el sándwich y el refresco, dejándolos en el suelo- Pero muchas gracias por preocuparte por una persona a la que odias.

-De nada –Respondió relajadamente, sabiendo que Lauren lo había dicho para molestar- ¿Por qué no dijiste nada en el interrogatorio? –Preguntó.

-Porque no voy a decir nada. Ya te dije que no voy a perder mi tiempo en contarles cosas y que después no me crean –Explicó nuevamente.

-Sólo es cuestión de probar.

-Ya probé contigo y el resultado salió nulo, así que déjame en paz –Camila guardó silencio, dándole toda la razón- ¿Por qué no abres la celda? Me siento... como una delincuente –Dijo en tono burlón, lo que provocó que una sonrisa se dibujara en los labios de Camila- No, ahora enserio... me siento asfixiada con esas rejas, ábrela un rato hasta que venga el imbécil ese, por favor –Rogó.

Camila guardó un corto silencio pensando en si hacerlo o no. Finalmente se levantó, buscó una llave y abrió la celda de Lauren, observando como la castaña también se levantaba.

-Gracias –Agradeció Lauren, con una corta sonrisa. Camila no respondió, simplemente la miró- ¿Puedo darte un abrazo? –Preguntó.

Nuevamente Camila guardó un corto silencio para pensar en si hacerlo o no. Al final asintió con la cabeza y abrió ligeramente los brazos, dejando que la castaña la abrazara. Se abrazaron unos segundos, hasta que Camila sintió como Lauren bajaba su mano hasta su trasero y le sacaba del bolsillo trasero de su pantalón la pistola, rompiendo rápidamente el abrazo y apuntándola con ella.

-Yo también lo siento, Camila –Dijo la castaña, apuntándola con la pistola- Ven aquí –Pidió, jalando de la pequeña y agarrándola del cuello, mientras la apuntaba a la cabeza, comenzando a caminar.

-¿Qué haces, Lauren?

-Salir de aquí, eso hago –Respondió, apretando ligeramente el cuello de Camila.

-¿Y ahora quién está traicionando a quién? –Preguntó irónicamente, mientras sentía la pistola en su cabeza y a Lauren agarrándola fuertemente, caminando hacia la puerta, la iba a usar de rehén.

-Te estoy pagando con tu propia moneda, cómo, supuestamente, hiciste tú –Respondía, mientras abría la puerta.
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