XIV

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No podía encontrar palabras para describir como me sentía en este momento, no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando, no entendía porque esa persona estaba diciéndome esto…

- No se que me queres decir con esto – pronuncié atónita por lo que acababa de ocurrir.

- No te hagas la mosquita muerta, ahora se porque me trataste tan mal todos estos años. Estas completamente loca.

- Alejandra, no te entiendo, cálmate – hablé tranquila, pero un fuego interno me hizo volver a hablar – para pelotuda, ¿Qué mierda te pasa? Que sea la ultima vez que me agarras y me hablas así ¿me escuchaste? – comencé tranquila pero al recordar la escena anterior me enfurecí y mi enojo se noto en mi voz un tanto quebradiza y mi pulso tembloroso.

- Es que no te entiendo, ¿qué haces acá ahora flaca? Con que necesidad, después de tantos años, ¿viniste a cagarlo todo no?

- No se a que mierda te réferis, vine acá porque Santiago pidió el traslado. ¿Pero a que se debe toda esta sarta de estupideces que no entiendo?

- Y te seguís haciendo la boluda, yo te voy a dar solo una advertencia. Tu tren ya paso, ya fuiste, quedaste en el pasado y en el olvido, ya no sos nada para nadie. Te agarraste a otro sin importar nada, ni nadie, una total hija de puta. Así que ahora, no vengas a reclamar nada, ni te acerques, te lo digo esta vez. No me hagas repetírtelo – su mirada era totalmente de enojo.

Sus ojos se habían vuelto más oscuros y la tez blanca de su cara se había vuelto roja.

- Como digas – dije y ella de alejó.

Me quedé estática en mi lugar, la adrenalina corría por mis venas, yo no era de pelear ni mucho menos pero en ese momento las ganas de darle una buena paliza a esa estúpida no me faltaron. Pero no iba a rebajarme a su nivel.

Mi cabeza era un total e importante caos, no sabia que pensar. Sus palabras quedaron haciéndome eco en la cabeza. ¿A qué se refería con todo ese discurso? ¿Se habrá puesto celosa por verme bailar con su chico? No entiendo, si era eso debía disculparme, pero si no esta totalmente loca.

Volví a la realidad y decidí no amargarme más la noche, fui hasta donde me dirigía anteriormente.

Mi objetivo desde un principio, buscar una copa de vino y volver a la fiesta.

Me serví un poco de vino en aquella delicada copa de cristal que se encontraba perfectamente acomodada en la mesa.

Bebí un poco del contenido de la misma y suspiré cerrando los ojos. Tratando de encontrar paz entre el bullicio de la música y la gente, las amenazas de Alejandra del eco que hacían en mi cabeza y el caos que era la ultima mencionada.

Unas manos posándose en mis caderas me pusieron alerta y me di vuelta capaz y con las intenciones de golpear al que sea que se haya atrevido a tocarme.

- ¿Quién carajo…

- Tranquila, ¡soy Camila! – está se cubrió al notar mi amenaza.

- Ay tonta – la golpeé en el hombro suavemente – Casi te pego, no sabia que eras vos.

- Si veo – estiró el veo y sonrío – ¡Estás divina!

- Ay muchas gracias, vos también Camilita.

- Camilita – repitió e hizo una pausa como pensando – Me gusta – me abrazó exageradamente feliz.

- Quedo perfecto el lugar, me encantó. Las decoraciones son grandiosas, me acerqué a la mesa de aperitivos y son geniales. La música, los disfraces, todo es genial, muy lindo, en serio te mereces la recompensa.

- ¡Ay gracias! Igual vos también ayudaste.

- Casi nada, mejor vos quédate con el crédito, te lo mereces.

- Gracias hermosa, pero ¿Qué haces acá sola?

- Vine a buscar vino, y nada eso…

- Ah bueno, pero listo ya esta. Ahora vamos a divertirnos.

Me arrastró a la pista y comenzamos a bailar juntas entre risas y un poco de alcohol.

Así siguió la noche, entre risas, bailes, comida rica y muchas miradas amenazantes por parte de Alejandra.

En cuanto el tal Tomás, no volvimos a tener contacto en toda la noche, me intrigaba el y los misterios que venían con el, sentía que debía descubrirlos todos. Conectamos miradas algunas veces pero nada importante.

El jefe de Camila dio un gran discurso felicitándola por el gran trabajo que había hecho con la fiesta en general, la cual era un total éxito.

Al estar ella sobre el escenario comenzó a agradecer a todos los que habían colaborado y ayudado a esto tan lindo que habíamos logrado.

Por supuesto que me nombro y hasta intento que subiera a lo cual yo me negué repetidas veces, era su momento.

La fiesta terminó a eso de las tres de la madrugada, nos fuimos todos ya cansados. En la mañana ninguno tendría que trabajar, y después ya era domingo, día en el que los bancos no trabajan así que dos maravillosos días de descanso, que lindo.

Caminé junto a Santiago al estacionamiento y buscamos nuestro auto. Nos subimos y nos pusimos en marcha hacia nuestra casa, no hablamos en todo el camino.

Al llegar me bajé, camine hasta la puerta y entré a la casa. Me saqué los zapatos y caminé descalza hasta el baño.

Lavé mi cara y la desmaquille, lavé mis dientes, peine mi pelo y lo acomodé en una trenza.

Me puse ropa para dormir y me acosté en la cama.

Sentí los pasos y las puertas abrirse, mientras yo fingía estar dormida.

El colchón se hundió detrás de mi indicando que Santiago ya se había acostado, se acomodó en la cama y un silencio reino en la habitación.

- Se que no estas dormida Tami – confesó. No me moví ni emití sonido – Amor…

- Agh no, no estoy dormida pero es lo que estoy intentando hacer, ¿podrías dejarme? Gracias.

- ¿Queres dejar de ser tan chiquilina y crecer de una vez? Compórtate como alguien de tu edad – solo bastó éso para desatar algo en mi.

- ¿¡Y que edad tengo!? – pregunté sarcásticamente dando un salto de la cama y quedándome junto a ésta de brazos cruzados conteniendo las ganas de llorar.

- Podrías saberlo si tan solo escucharas, si tan solo dejaras de comportarte como una niñita por primera vez – escupió sus palabras como si fueran cuchillas haciéndome sentir la persona más vulnerable del planeta.

- ¿Y vos podrías dejar de ser tan cruel, acompañarme en los pasos importante que voy a dar? ¿¡Podrías dejar de viajar!? – grité exaspera – Me voy a dormir al sillón – agarré mi almohada y saqué bruscamente una frazada de la cama.

- Veni acá a arreglar las cosas, deja de huir, no ganas nada.

- Déjame en paz – caminé hasta la puerta y tomé el picaporte – Deberías dormir, tu vuelo sale en cinco horas – dije y me fui sin esperar respuesta alguna.

Me acosté en el sillón frustrada y con un inmenso nudo en la garganta. Me hice un bollito y las escurridizas lagrimas salieron sin previo aviso.

Seguramente me deben estar odiando por hacerla re larga o lo que sea. Hasta yo misma me canso xd pero trancuuuilas que ya se viene, no falta mucho.

Bueno no les voy a hacer ningún spoiler pero no falta mucho okey?

Estoy muy estresada ahre de que no se pero lo estoy.

¡A si! De que mañana tengo prueba y no estudié un carajo por estar viendo naruto y escribiendo.

¿Me quedo de año otra vez? Apostemos ahre.

Besitos, nos leemos mañana.

Solo Es Cuestión De Tiempo ; C.R.O (Segunda Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora