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Fui hasta una cafetera que estaba en el lugar de descanso en donde había un televisor, sillones, una heladera y pava eléctrica.

No teníamos esto en el otro banco, acá todo marchaba a la perfección por ahora. Lo único que me faltaba era una secretaria para que me ayude con algunas cosas. Después hablaría con Santiago para que me asigne una ya que el era el gerente o a otra persona que pudiese ayudarme.

- Muchas gracias por todo Santiago en serio – tras escuchar esa voz mi cuerpo se petrifico y mi piel se erizó.

- No hay de que Tomás, te lo debía, por lo del otro día – la voz de mi novio me hizo caer a la realidad – Espera que te presento a mi mujer, tiene que estar por acá… Tami… - de un torpe movimiento hice caer la jarra de café la cual al caer sobre el piso alfombrado el liquido de expandió en él.

Por suerte no se rompio ni emitió sonido.
Al ver todo el café derramado en la alfombra entre en crisis.

Me puse de rodillas a tratar de limpiar un poco el desastre que había hecho. No puedo dejar que me vean así, gracias a dios el sillón me cubre.

- ¿Amor? – escuché los pasos acercarse. No puedo hacer que me vean así, un desastre, me veo estúpida – sentate por acá que la voy a buscar dos segundos a su oficina y vuelvo.

- Haga lo que tenga que hacer, no hay problema – pude verlo sentarse en un sillón cercano a la puerta, ósea lejos de mi por suerte.

Recorrió el lugar con la mirada, se ve lindo así distraído. Que estoy pensando, ¡tengo novio, que novio marido mejor dicho!

Su celular empezó a sonar tan de golpe en el silencio de la habitación que pude verlo sobresaltarse. Lo agarró y sonrió al ver la pantalla.

- Hola… – caminé por detrás de los sillones para acercarme más – Mi amor… - al escuchar ésas palabras salir de sus labios me incomodó. – Si si, estoy acá, voy a ir a comer con el gerente que me ayudo y su mujer, si es que la encuentra… en un rato estoy en casa, no la voy a hacer tan larga, te amo – mi estomago dio un giro – ¿Vos cuando empezas a trabajar acá? Le voy a comentar a Santiago que vos vas a empezar acá, ya que es el gerente…

Sanriago entró por la puerta y logró verme en el piso detrás del sillón. Abrió los ojos asombrado y puso cara de no entender nada, cuando vi que iba a hablar le hice señas de que no diga nada.

- Bueno amor, ya me tengo que ir, esta Santiago acá esperando, que al parecer no encontró a su escurridiza mujer… si, yo también te amo, en un rato estoy en casa.

- Perdón la demora, la estuve buscando pero al parecer salió a comer sola ya, no importa, vamos nosotros… en otra ocasión los presentó – Santiago camino con Tomas hasta la salida y dirigió una ultima mirada hacia mi.

Me levanté del suelo, un poco desprolija, tenia algunas que otras manchas de café en mi camisa perfectamente blanca, la cual ya no se veía perfecta y también en mis zapatos blancos, ¿por que justo hoy los traje en blancos? Que suerte la mia.

Limpié todo el desastre que había ocasionado y me fui a mi oficina.

Me senté en mi escritorio y continué con mi trabajo. Con todo lo que tuve que limpiar y demás el horario del almuerzo se me había pasado.

- Holaa – una mujer entro animada a mi oficina.

- Buenas, ¿en que puedo ayudarla? Siéntese… - ella era la jefa de los gerentes.

- Bueno, no tuvimos el tiempo de conocernos pero no importa, voy a hacer una fiesta para los trabajadores del banco y quiero que vos me ayudes a organizarla – hacia movimientos con sus manos, aplaudía y las desplazaba de acá para allá, que expresiva.

Solo Es Cuestión De Tiempo ; C.R.O (Segunda Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora