- "Love of my life, you've hurt me.., you've broken my heart and now you leave me. Love of my life, can't you see? Bring it back, bring it back, don't take it away from me, because you don't know what it means to me..."
Min Yoon-Gi entonaba esa hermosa canción mientras se dirigía a la cama matrimonial donde yacía descansando su hermoso esposo. Su ángel.
Hoy hace un año, los chicos habían dado el "sí" y había sido la mejor afirmación que pudieron haber dado en sus vidas. La vida de los chicos era hermosa, perfecta e imperfecta, hermosa y placentera.
Ho-Seok era el que siempre se despertaba temprano cantando a su amado esposo para que este se despertara feliz, sin poner cara de desagrado. Ho-Seok sabía muy bien que la hora de despertar, para Yoon-Gi, era la peor hora de todas aunque había que admitir y recalcar, que Min luego de unos minutos de poner mala cara, se levantaba dichoso y realizaba sus labores del día de la mejor manera ya que sabía que al llegar la noche, podría compartir horas llenas de maravilla junto a Ho-Seok y, si se apresuraba a terminar sus labores, podría salir más temprano y más horas junto a ese chico que tanto amaba, tenía. Jung también se esmeraba por terminar su jornada laboral pronto, la verdad era que ambos chicos ya eran jefes de su propio negocio y bien podían terminar todo más rápido, aunque Yoon-Gi aún seguía siendo manáger y productor de Kim Seok-Jin, él se esmeraba por hacer y dejar hecho todo para Seok-Jin y poder irse temprano a su casa. Además, Seok-Jin se daba el lujo de decir qué hacer y qué no, a final de cuentas, él era la estrella y su ahora manáger y productor, uno de sus mejores amigos. Eran el dúo perfecto, no se dejaban controlar por nadie excepto, por sus parejas.
- Cariño, Hobi, sol naciente, feliz aniversario -susurró Min al oído de Ho-Seok al ya estar cerca a él y ver que movía un poco sus ojitos y nariz -. Te amo, te amo demasiado. Un año lleno de felicidad gracias a ti, mi sol naciente, quiero decirte que...
Yoon-Gi fue interrumpido por los labios de Ho-Seok. Jung dio un pequeño giro al sentir esa maravillosa voz ronca de su pareja susurrar a su oído, quería seguir escuchándolo, pero también quería besar esos dulces y fríos labios causa del frío de la mañana.
- ¿Decirme qué? -dijo Ho-Seok luego de separarse de los labios de su chico y dejar a Yoon-Gi con sus ojos cerrados mientras sonreía.
- Decirte lo que siempre te digo y siempre te diré. Eres una de mis mejores coincidencias, eres ese árbol que siempre querré cuidar de aquellos que quieran talarte, abonarte con mucho amor, regarte con muchos besos, respetarte y valorarte porque eres ese árbol de Cerezo que me da sombra y me protege muchas veces de la lluvia; eres ese Cerezo que adorna mis cabellos con sus hojas; eres ese Cerezo naciente de ese sol resplandeciente que alegra mis mañanas y toda mi vida.
- ¿Sabías que amo esta faceta tuya? -cuestionó Jung.
- Es lo que siento y prometí que no volvería a guardarme lo que sentía -respondió Min mientras se sentaba a un lado de la cama posicionando en sus piernas el desayuno que había preparado exclusivamente para su pareja -. Ven, es hora de que tomes tu desayuno.
Ho-Seok se acomodó en su cama y como si de un niño pequeño se tratase, Yoon-Gi comenzó a darle de a bocado de aquel desayuno. Risas y maromas de parte de Ho-Seok no faltaron.
Las personas que los veían pasar cuando salían ya fuera de compras o sólo que quisieran salir a explorar la ciudad, creían que eran de ese tipo de parejas donde está el chico serio poco amoroso y el chico alegre porque Ho-Seok siempre era quien daba brinquitos, hacía ruiditos o reía de cualquier cosa, mientras Yoon-Gi se veía desinteresado de todo, sólo sonreía ante las ocurrencias de su chico, pero la verdad era que Min llegaba a ser muchísimo más carismático que Ho-Seok, pero sólo cuando estaban a solas. A él no le importaba lo que los demás pensaran, él sólo quería que esa faceta fuese conocida por una sola persona y bueno, sus amigos, quienes sabían como llegaba ha ser ese chico de piel pálida.
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Árbol De Cerezo (YoonSeok/SOPE)
FanfictionIncreíble que los árboles tengan tantas historias que contar y este, éste árbol no sólo había sido el testigo de esas millares de historias sino que, había sido el cómplice de que miles de parejas se hubiesen unido, pero una de esas parejas había si...