CAPÍTULO 18.

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Al día siguiente, Joshua y Mingyu fueron juntos a dejar a la señora Hong al aeropuerto. La despedida había sido algo agridulce, y es que Joshua aún seguía con los nervios a flor de piel, el hecho de que cuando la mujer abordara el avión él se quedaría solo con Mingyu por dos semanas enteras hacía que se le erizara la piel.

Dio un abrazo y un beso a su madre, deseándole un buen viaje y por supuesto éxito en su tan importante proyecto. También le pidió que le llamase al llegar para saber que todo había salido bien y finalmente decidió ir a caminar por ahí unos minutos, pues no quería ver la incómoda y quizá desagradable despedida entre ella y el joven de alta estatura.

Mientras eso pasaba, Joshua caminó sin prestar mucha atención a su alrededor, pero aprovechó para llamar a Seungcheol esperando que este lo tranquilizara al menos un poco. Aquello afortunadamente había ocurrido, Seungcheol le dijo que nada malo pasaría y que de todos modos siempre estaba la opción de llamarlo junto a Jeonghan para hacerle compañía, así que eso bastó para que al menos sus nervios se calmaran un poco.

Su teléfono sonó unos veinte minutos después y no necesitó pensar mucho de quién se trataba aún si su teléfono marcaba número desconocido, así que atendió la llamada y dijo a Mingyu su ubicaron.

—Se ha ido.—Mingyu anunció una vez que encontró a Joshua.

—Lo sé.

—¿Quieres ir a alguna parte?

—A casa.

—¿No quieres ir a cenar algo? No comimos nada antes de venir.

—Podemos comer algo en casa.—Insistió tratando de ocultar su clara desesperación por no convivir de más con el joven.

—Oye, no tienes que ser tan cortante, antes dijiste a Haeri que tratarías de llevarte bien conmigo.

—No dije eso. Dije que aprendería a comportarme para no matarte en ausencia de mi madre, pero eso no significa que quiera ser tu amigo o algo así.

Mingyu suspiró con resignación.—Bueno, como quieras. Entonces vamos a casa.

Joshua asintió y juntos caminaron hacia el auto; en el trayecto todo era silencio a excepción de la música a bajo volumen en el estéreo. Joshua se sentía incómodo, y es que incluso en el auto, el perfume de Mingyu se sentía penetrante y eso le hacía recordar cosas que quería sacar de su mente cuanto antes, así que internamente solo contaba los minutos para llegar a casa y poder encerrarse en su habitación como últimamente lo había estado haciendo.

Sin embargo, contrario a lo que pensaba, sus tan ansiados planes cambiaron cuando el auto de Mingyu se adentró en el estacionamiento de un restaurante.

—¿Qué es lo qué haces? Te dije que fuéramos a casa.

—Bueno, no siempre voy a hacerte caso. Creo que lo más conveniente es que comamos algo aquí y luego vayamos a casa, no quisiera que hubiera tensión entre nosotros por tanto tiempo.

—¿Eso significa que también puedo dejar pasar lo que tú me digas?—Cuestionó con molestia.

—Si eso quieres, pero entonces yo también respondería de la misma manera y estoy seguro que serías el primero en hartarte. Ahora puedes dejar de quejarte, tan sólo vamos a cenar, no estoy secuestrándote o algo así.

Joshua bufo con molestia, sin embargo no dijo nada más y simplemente salió del auto dirigiéndose a la entrada del establecimiento.

Una vez ahí, tomaron asiento y pidieron su orden y Mingyu casi sintió ganas de reír ante la petición de Joshua, pues para ser alguien que no quería comer, parecía que una orden grande de Dak galbi no era suficiente para él.

FATHER? ✨ MinShua 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora