CAPÍTULO 31.

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Joshua despertó a eso de las ocho de la noche. Después de lo sucedido, ellos se habían entregado el uno al otro una vez más y luego de eso cayeron dormidos en un profundo sueño debido al cansancio.

Ahora la habitación estaba oscura y apenas podía ver el pecho del mayor moverse debido a su respiración que poco a poco se iba volviendo fuerte ya que Mingyu comenzaba a despertar de igual manera.

Lo primero que hizo Mingyu al estar completamente consciente fue mirar a Joshua, quizá para comprobar que siguiese ahí, y cuando fue así y notó sus ojos abiertos, no dudó ni un momento antes de acercarse para besar sus labios, logrando derretir a Joshua por dentro al mismo tiempo que correspondía abrazándose a él.

—¿Deberíamos cenar algo? Estoy un poco hambriento.—Mingyu sugirió luego de que el contacto cesara.

Joshua asintió regalándole una sonrisa tímida.—Estoy de acuerdo. Pero antes quiero darme una ducha.—Respondió al mismo tiempo que se incorporaba para encender las luces.

Antes de cumplir con lo dicho, sintió un par de brazos rodeándole por completo obligándole a sentarse en la cama y posteriormente unos labios se posaron en su cuello, depositando una serie de ardientes besos.

Joshua liberó un suspiro, no podía negar lo agradable que eso resultaba, así que simplemente se dejó hacer mientras ladeaba su cabeza para darle al otro más libertad para explorarle.

Las manos de Mingyu comenzaron a recorrer el torso de Joshua con lentitud, y cuando una de ellas aterrizó en sus pezones, los besos cesaron.

—Tengo que admitir que me sorprendiste con esto.—Admitió, señalando la pequeña pieza de metal que adornaba su pezón derecho.—¿Hace cuanto tiempo lo tienes?

Joshua sonrió con diversión.—Hace un año o algo así, fue gracias a que perdí una apuesta con mis amigos durante una fiesta. Una tarde salí rumbo a casa de Jeonghan y volví con esto por la madrugada.—Explicó avergonzado.

Mingyu no pudo evitar reír ante aquello.—Pues algún día voy a agradecérselos, me encanta.

En lugar de la risa que esperaba de parte de Joshua, el chico frunció los labios y luego se giró para quedar sentado frente a frente con él.

—Mingyu... ¿qué va a suceder ahora? Yo...

El mencionado interrumpió la frase a medias, robándole un beso más que se fue profundizando con el pasar de los segundos; sin darse cuenta, se encontraban de nuevo recostados, Joshua debajo de Mingyu, abrazándose a él mientras sentía su cuerpo contra el suyo en un excitante contacto.

Mingyu se separó ligeramente y sonrió al chico debajo de él.

—Esto, quiero que pase esto de ahora en adelante. Cuando decidiste quedarte, aceptaste el hecho de que no pensaríamos nada durante los quince días que nos quedan a solas antes de... bueno, lo sabes.

—¿Y luego qué?—Preguntó con preocupación.—¿Luego de esos quince días qué va a pasar? Ahora mismo siento que-

—No digas nada.—Interrumpió de nuevo.—Solo... no pienses, no ahora. Por favor. Seamos uno del otro en estos días y después hablaremos todo lo que quieras. Pero no ahora, quiero disfrutar tenerte para mí y ser tuyo también. ¿Me harías ese favor?

Tras esas palabras, Joshua liberó un suspiro, no sabían ni siquiera por qué rayos estaba considerando esa propuesta aún con todas las malas consecuencias que eso traería. Pero ahí estaba, mirando al chico sobre él quien también lo miraba con esperanza en busca de una repuesta.

Casi involuntariamente, su cabeza se movió de arriba a abajo en forma de aceptación y antes de poder decir algo más, Mingyu volvió a atacar sus labios en otro beso que demostraba puro alivio.

FATHER? ✨ MinShua 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora