CAPÍTULO 20.

976 111 29
                                    

Las respiraciones de ambos se sentían demasiado cerca. Sus labios a milímetros de distancia indicaban lo peligrosa que resultaba esa situación.

Los segundos se sentían como largas horas, y es que, por un momento, ambos se habían quedado inmóviles sin saber exactamente cómo proceder. No obstante, tan rápido como eso sucedió, también terminó, eso debido a que el platillo de Mingyu indicó que necesitaba ser atendido si es que no querían que la casa se incendiase, razón por la cual se separaron y éste acudió a poner todo en orden dejando a Joshua ahí, contra la pared, sin saber exactamente qué hacer o decir. Mingyu tampoco sabía qué debía hacer después de aquello, razón por la cual sólo aclaró su garganta, como dándole a entender a Joshua cómo se sentía.

—Yo... voy a mi habitación, tengo que estudiar.—Joshua se excusó antes de salir corriendo de ahí, dejando a Mingyu con una sensación de alivio al menos por el momento.

Joshua se encerró en su habitación, como si aquello pudiese protegerle de toda la maraña de sensaciones que tenía en su interior. No sabía que había sucedido abajo, pero definitivamente estaba confundido.

Decidió entonces que lo mejor era restarle importancia al asunto, así que tomó sus libros e intentó repasar un poco, fallando al instante, y es que el recordar el rostro y olor de Mingyu tan cerca hacía que se le erizara la piel y no sabía cómo debía tomar aquello.

Una hora después, ligeros golpes en su puerta interrumpieron sus pensamientos; era obvio de quién se trataba, así que Joshua soltó un suspiro y se levantó de su cama para abrir la puerta encontrándose con el dueño de sus pensamientos en los últimos sesenta minutos.

—¿Qué?

—Ya he terminado de preparar la cena, así que... ¿te gustaría cenar conmigo? Hice esto especialmente para que lo probaras tú, pero comprendo si no tienes hambre.—Dijo con cierta timidez y Joshua supo entonces que él no era el único que se sentía extraño.

—Claro, bajo en un minuto.

Mingyu asintió con cierto rastro de tranquilidad, así que salió de la habitación dirigiéndose hacia la planta baja.

Joshua suspiró, sabía que tenía que ser valiente y enfrentar al tipo para obtener todo lo que pudiese, por lo cual encerrarse en su habitación evitando a Mingyu no iba a ayudar en nada, además pensó que quizá llevar las cosas en paz por el momento sería lo mejor, y así, minutos después, bajó de nueva cuenta para encontrarse con el chico quien ya le esperaba en la mesa.

—Huele bien.—Confesó con sinceridad y eso hizo a Mingyu sonreír.

—El sabor es mucho mejor. Suena pretencioso, pero siempre me siento muy orgulloso de lo que cocino y éste en particular es uno de mis mejores platillos.

—No sabía que eras bueno en la cocina... es decir, no sé mucho de ti, pero jamás te había visto cocinar algo.

—Una vez te invité, pero dijiste que no querías porque podría tener algún laxante y te fuiste.—Explicó riendo ante el recuerdo y sorpresivamente Joshua sonrió también.

—Espero que este no sea el caso.

—Por supuesto que no. Pero anda, pruébalo, te va a encantar.

Joshua asintió y tomó sus palillos para posteriormente llevarse una pequeña porción a la boca; Mingyu lo miraba impaciente, esperando la expresión del chico, sintiéndose orgulloso cuando Joshua esbozó una sonrisa de total satisfacción antes de que levantara su mano y levantara su pulgar de manera cómica, dándole a entender que le había gustado.

—Bueno, ¿cierto?

Joshua asintió.—Muy bueno, tengo que admitirlo.

—Lo sabía.—Dijo orgulloso.

FATHER? ✨ MinShua 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora