Violeta permanece sentada en la rama más alta que pudo alcanzar en uno de los arboles más cercanos al bosque que rodea a la propiedad de su familia, es el único lugar que se le ocurrió cuando quiso escapar de su familia, no quiere su lástima, lleva años evitando que la miren con tristeza o pena, siempre se ha dedicado a resaltar en lo que hace, siempre altiva y fuerte, pero entre más pasaban los años y su primer brote de magia no hizo acto de presencia, ahora tenía once años y era sin duda el peor día de su vida.
Pero entonces, ¿por qué le llegó la carta de Hogwarts? En un momento mientras iba leyendo dicha carta la alegría le inundó el corazón, pero entonces la realidad le cayó como una tormenta de hielo, ¿cómo iba a asistir a un colegio donde enseñan magia si ella no tenía ni una pizca de magia? Ni siquiera iba ser elegida por una varita.
—Soy la primera squib en el largo legado de los Malfoy —susurra a la oscura noche mientras las lágrimas que pensaba que había acabado empiezan a caer otra vez.
—Vilu —la castaña casi pega un grito cuando siente a alguien a su lado. —Gracias a Merlín, no sabíamos dónde más buscar.
—Papá —Violeta trata de alejarse cuando su padre trata de abrazarla sorprendiéndolo. —Papi, lo siento tanto...
—¿Qué sientes princesa?
—Ser una anormal, siento ser una vergüenza para la familia —más lágrimas caen por sus mejillas mientras trata de no ver a su padre a la cara.
—Violeta Artemisa mírame —la castaña espera ver los grises ojos de su padre fríos, pero se encuentra con la mirada que siempre le ha dedicado, llena de cariño. —Tú nunca podrías avergonzarme, con tan solo existir me has llenado de orgullo porque eres una de las cosas que mejor he hecho y ni siquiera eres solo mía, eres uno de los regalos que tu madre me dio, por lo que te amaré siempre.
—Ay papi —la castaña se lanza a los brazos de su padre.
—Sabes que hice cosas malas Vilu, cosas de las que me arrepentiré toda la vida —le dice Draco acariciando su cabello. —Pero de que seas mi hija no es una de ellas, tal vez el que estés pasando por esto sea un castigo por lo que tu abuelo y yo hicimos por creer en la pureza de la sangre, yo debería ser el que tenga miedo de que me odies.
—Nunca te odiaría papi, hiciste lo que creíste necesario para salvar a los abuelos y a ti mismo.
—Ay mi pequeña Violeta —susurra su padre acariciando sus rizos mientras ella se refugia en su pecho. —¿Sabes que en un momento en la guerra desee rendirme y morir? Era una noche oscura y muy fría, como siempre se escucharon gritos hasta muy entrada la noche y supe que no soportaría más, estuve a punto de saltar por la ventana.
La castaña mira con sorpresa a su papá, nunca pensó que él hubiera estado a punto de derrumbarse de esa manera, es decir, supo que fue difícil para él la guerra, que le dejó cicatrices como a todos, pero no de tal forma como para romperlo.
—¿Por qué no lo hiciste?
—Porque en medio de esa oscuridad la luna se despejó y entonces en medio del jardín se iluminó una flor muy especial, unas violetas.
—¿Enserio?
—Sí —su padre sonríe ante el recuerdo mientras coloca un mechón de cabello de su hija en la oreja. —Y entonces algo en mí me dijo que la tristeza, ese dolor, esa oscuridad iba a pasar, que tarde o temprano encontraría la luz y esto te va a parecer loco, pero por algún motivo supe que iba a salir vivo para tener una familia y sobre todo tendría una hija, una hija castaña con ojos grises, raro, ¿verdad?
Ni tanto, piensa la castaña. Tal vez en ese triste momento, en ese momento donde Draco iba a darse por vencido uno de sus recuerdos robados de sus hijos apareció, salvándolo de la desesperación, dándole esperanza.
—Pensé que me llamaba Violeta porque son las flores favoritas de mamá y la abuela.
—Fue una coincidencia que fueran las favoritas de tu madre, cuando naciste íbamos a ponerte Casiopeia, pero cuando vi tu matita de cabello castaño y esos ojos grises no lo dude, sabía que eras la niña que imaginé en esa noche tan oscura años atrás, fuiste esa luz, ese color entre tanta oscuridad, eras mi pequeña Violeta.
—Papá.
—¿Sí?
—No quiero ir a Hogwarts, sé que tengo la carta, pero no tengo magia, no quiero hacerlo.
—Y nadie te obligara Vilu —responde Draco. —Solo quiero que seas feliz.
—Es solo que no tendrás a ninguna serpiente.
—Todavía queda Cissy, tal vez en estos años pueda encaminarla —le susurra en un tono juguetón a su hija. —Hay cosas especiales en esta familia Vilu, tal vez tú seas parte de ese cúmulo de secretos especiales y el por qué fuiste aceptada en Hogwarts será un misterio que solo tú tendrás que resolver, tal vez algo especial pase.
—No quiero hacerme ilusiones.
—Lo sé, pero soñar no es malo de vez en cuando. Ahora, vamos que tu madre debe estar a punto de buscar hasta debajo de las piedras —Draco ágilmente se dirige hasta el tronco para empezar a bajar cuando Vilu le habla.
—Papá.
—¿Sí?
—¿Mamá sabe lo que me contaste?
—No, es un secreto del que no me he atrevido a hablar hasta ahora.
—¿Entonces es un secreto entre los dos?
—Sí princesa —responde el rubio pasándole el brazo por los hombros una vez que ambos están en el suelo y se dirigen a la casa donde el más alterado no es su madre o su abuela sino su abuelo y hermanos que discuten la opción de ponerle un chip donde les vuelva a darle otro sustos de eso.
¿Es un buen inicio verdad?
La verdad no se me ocurría como empezar esta nueva parte, pero de verdad ya quería compartirla y que mejor que un momento padre e hija
Espero que esta parte les guste tanto como les gustó Hola pasado e Historias y aventuras de una nueva generación
Las quiero mucho
Lily Lee
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Historias y aventuras de una nueva generación II
FanfictionLas aventuras de la tercera generación no se limita solo para los más grandes, ahora los más pequeños ya no lo son tanto y empezaran a ver un mundo lleno de posibilidades a los que tendrán que enfrentarse, mientras los mayores deberán emprender nuev...