Las aventuras de la tercera generación no se limita solo para los más grandes, ahora los más pequeños ya no lo son tanto y empezaran a ver un mundo lleno de posibilidades a los que tendrán que enfrentarse, mientras los mayores deberán emprender nuev...
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Noe no podía creer lo que estaba pasando, no después de todo lo que había avanzado con su relación con su madre. Cuando al fin empezaba a volver a sonreírle, cuando empezaban a tener una relación mejor de la que todos estaban alegres y más importante, ella empezaba a sanar sucedía esto, el mundo se iba encima.
La prensa estaba volviendo locos a todos, desde sus tíos hasta a sus hermanos y eso que Daph estaba en Ecuador, lo que había dado pie a que ella había huido por la vergüenza.
Estaba demasiado alterada, demasiado asustada de lo que iba a suceder con su padre y estaba muy alterada por enterarse de ese dato que ella no conocía: tenía la misma edad que la aventura de su madre. Eso la tenía desconcertada, en primer lugar porque si era cierto, si ella no era hija de su padre...eso la dejaría sin nada y eso la llevaba a revivir ese odio hacia su madre, ese que parecía que poco a poco se había ido alejando. Hace menos de un mes la había abrazado por primera vez en años.
—Maldita sea, esto es un desastre —susurra al ver los nuevos comentarios sobre el escándalo de la ministra.
—Noelle —escucha decir a su espalda provocando que pegue un brinco ya que pensó que nadie podría encontrarla.
—¿Qué quieres Longbottom?
Estaban de vacaciones y el recibir tremenda noticia...no sabía si eso era bueno o malo no estar en el colegio. Si hubiera estado en el colegio al menos se habría escondido en el rincón más recóndito del colegio para evitar a sus amigas y los comentarios cizañosos de sus compañeros, pero al menos podría evitar mirar la reacción inmediata de su padre, ¿cómo se lo habrá tomado? Se suponía que si algún día se enteraba ella iba a estar para él, para hacerle saber que ella lo quería...en lugar de eso había salido corriendo y se había escapado a un lugar que pensó que nadie conocía.
—¿Estás bien? —le pregunta el castaño sentándose a su lado en medio de toda esa gente que pasa de un lado a otro sin prestarle la más mínima atención.
—Yo no soy a quién deberían preguntarle eso —responde mientras suspira con pesar al ver como por décimo séptima vez su celular vibra. —¿Cómo me encontraste?
Le sorprendía que él fuera quién la encontrara, después de todo, ¿cómo podía saber que ella iría a ese carrusel en específico? Era la primera vez en años que regresaba y el motivo era que ese era su lugar favorito cuando tenía cuatro años. Su madre la había llevado en un intento de animarla cuando sus hermanos se habían ido de campamento con su padre, tíos y primos más grandes; había sido un día de madre e hija, un día lleno de risas, mimos y había terminado con la promesa de regresar...pero ella nunca quiso hacerlo de nuevo, no con ella. Y ahí estaba de nuevo, recordando los últimos días de alegría y en los que le profesaba amor puro a su madre.
—Una vez estaba aquí con Frank y Emma, te vi sentada aquí, como observabas este carrusel con anhelo así que me imaginé que era importante para ti.