De encuentros, citas e intentos

986 34 16
                                    

Kitty no podía parar de reírse de las ocurrencias de sus amigos y no era la única, Tessa estaba quedándose sin aire al imaginarse la cara de Gideon al pensar que su novia se fugó con su mejor amiga, además de añadir que Themis les había enviado un...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kitty no podía parar de reírse de las ocurrencias de sus amigos y no era la única, Tessa estaba quedándose sin aire al imaginarse la cara de Gideon al pensar que su novia se fugó con su mejor amiga, además de añadir que Themis les había enviado una foto por lo que su castaña amiga estaba a punto de caerse del banco donde estaban sentadas.

—¿Debería llamarlo? —pregunta casi sin aire mirándola con los ojos vidriosos. —¿O lo dejo sufrir?

Está por decirle que no sea cruel, pero su lado malvado puede más con ella.

—Déjalo sufrir.

—Es un dramático —responde con una sonrisa Tessa. —Y sé que de Hermione no lo sacó.

—Oh sí, ese dramatismo es cien por ciento de tío Draco.

—Pero no voy a negar que lo adoro — y nadie podría. Tessa reflejaba un brillo en los ojos cuando hablaba de Gideon que nadie con un poquito de cerebro podría siquiera dudar de lo enamorada que estaba del mayor de los Malfoy y Kitty con alivió vio que el dolor que por tantos años soportó había prácticamente desaparecido. No es como si de la noche a la mañana había dejado de sentirse mal y celosa, pero le gustaba la relación de Gideon y Tessa, el cómo uno se iluminaba cuando el otro estaba presente, el que ambos se hicieran felices y se apoyaran mutuamente. Todavía quería mucho a su amigo, pero ya no era un enamoramiento y eso la aliviaba, su corazón volvía a ser solo de ella, después de todo el decirlo en voz alta, el saber cuál sería el resultado de la verdad había sido muy fructífero.

—¿Qué hacemos ahora?

—No tengo idea, hemos perdido por completo la pista de Henry Ivanov.

Si de algo había servido que ambas hubieran ido al ministerio era que al fin conocían el nombre del amor perdido de la madre de Tessa y hasta habían conseguido la que una vez fue su dirección ya que se había especializado en medicina cosa que había servido para excusar a Tessa sobre su investigación. Pero al llegar a la que había sido su casa se habían llevado con la sorpresa que hace cinco años se había mudado y ahora no tenían ni idea de qué camino tomar.

—Es un investigador, no puede ser tan difícil encontrarlo.

—Pero no todos los investigadores son famosos y ponernos a buscar a todos los investigadores nos va a tomar toda la vida —dice la castaña suspirando antes de fijar su mirada en algo que tiene en frente. Kitty no tarda en fijar la mirada donde lo está haciendo Tessa y se lleva una sorpresa al ver que se trata de un perro de color grisáceo que de seguro limpio debe ser blanco. No es que a ella le disgustaran los perros, pero para a su criterio siempre fueron demasiado dependientes y muy melosos, por lo que prefería a los gatos, muestra de ello que es que adoraba a James Junior y había llorado mucho la muerte de Betty, la gatita de Gideon. —¿Debería?

—Tessa no.

—¿Por qué no?

A Tessa por el contrario le gustaban mucho los perros, todo lo cariñosa que le costaba ser con las personas lo era con los perros, prácticamente se convertía en otra con ellos, pero no estaba segura de dejarla acercarse al que estaba observándola, después de todo tenía cierto trauma después de escuchar muchas historias sobre personas que habían muerto antes de que se conociera una vacuna para la rabia. Sí, su abuela tenía unas historias de lo más encantadoras para los niños.

Historias y aventuras de una nueva generación IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora