Siempre fuiste tú

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Mary Land estaba entusiasmada y muy emocionada ese día pues Hogwarts celebraba una nueva generación de egresados

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Mary Land estaba entusiasmada y muy emocionada ese día pues Hogwarts celebraba una nueva generación de egresados. La joven pelirroja no sabía cómo sentirse, había pasado tanto tiempo en Hogwarts que la sentía como su hogar, pero siete años se le hacían muy pocos.

Teniendo doce años pensar en dejar su hogar casi la mayor parte del año, alejarse de sus amorosos, bueno, la idea le aterraba. Pero a pesar de su duro inicio en esa espectacular escuela había cumplido con creces sus expectativas, había conocido tantas cosas y a tantas personas; tantos sueños, lágrimas y miles de sentimientos que había experimentado. Era duro dejarlos ahora.

—Tarde o temprano iba a suceder —susurra mientras toca su bonita túnica de color negro cuyo único adorno era el escudo escolar. Ese día no existían casas, no más serpientes, leones, tejones o águilas, solo eran jóvenes egresados dispuesto a embarcarse a su siguiente aventura. —Que curioso, no inicie este viaje sola y no lo terminaré sola.

Todavía recordaba como prácticamente había estado brincando en todo momento en su primer viaje en el tren, como junto a Elly habían tomado la mano de un asustada Violeta que se había paralizado al pensar que el sombrero no le designaría una casa; ahora a su lado tenía a sus amigas y a un joven del que estaba terriblemente enamorada.

Después de Maximiliano Weasley le había dado mucho miedo volver a entregar su corazón, sentía miedo de volver a sentir su corazón roto, volver a sentir decepción y más que todo temía volver a sentir ese odio luego de querer tanto. Extrañamente después de ese pequeño baile y esa disculpa sincera por parte de él su corazón había encontrado calma, al fin podía soltar amor, aunque no olvidarlo, ¿cómo se olvida al primer amor? No se puede, es especial, incluso si fue unilateral, incluso si le hizo tanto daño. De alguna manera él le había quitado un poco de ella, él de alguna forma le dolía y tal vez le dolería toda la vida. Aun así su desconfiado corazón poco a poco fue abriéndose a ese dulce chico que durante meses permaneció a su lado sin pedir nada, siempre deseando que fuera feliz, preocupándose por su bienestar y dándole su espacio si ella lo pedía, ¿cómo no enamorarse de alguien así? ¿cómo no querer a alguien que en sus pequeños detalles bajo sus barreras? Había perdido un cachito de su corazón, pero había descubierto que su corazón era capaz de más, que había otras formas de sentir amor.

—¿Estás lista? —la pelirroja levanta su mirada de su pequeña pulsera cuando escucha la voz de su pelirroja amiga. —¿Y esa cara?

—Creo que estoy algo nostálgica, no me hagas caso —le dice encogiéndose de hombros antes de revisar su baúl de libros. —¿Has visto mi poemario?

—Creo que lo guarde en mi baúl, lo siento —responde Elly alisando su capa. —Estoy emocionada por la ceremonia, me muero por ver a mis hermanos —le dice casi saltando de alegría. —¿Vienes?

—Voy en un segundo.

Mary abre el baúl de su amiga que contiene una cantidad enorme de libros y documentos, para su mala suerte su libro es delgado.

Historias y aventuras de una nueva generación IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora