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Simón.

Estaba confundido, Matteo estaba comportándose de una forma extraña, no estaba seguro, que realmente no le había pasado nada, sentía que quién estaba detrás de esto lo había lastimado, pero el no me había dicho nada.

–Matteo, si sigues retrocediendo caerás, para que salgamos, necesito que puedas mover ambos pies– Me acerque cautelosamente, la grieta ya era un agujero en el suelo, el cual había logrado atrapar su pie por completo, veía como las astillas de la madera comenzaba a incrustarse en su tobillo.

–No necesito de un mentiroso, yo lograre salir de aquí– Dijo ignorando mi ayuda, no podía dejarlo ahí, sabía que se estaba lastimando, pero tampoco podía obligarlo.

Luna.

Ya casi era noche y ellos aún no volvían, comenzaban a preocuparme, no contestaban llamadas, ni mensajes, no sabías si preocuparnos o no, si tan solo nos hubieran dicho a donde iban a ir o lo que harían.

–¿Aún no te responden?–Ámbar había entrado en la habitación, ella estaba igual de preocupada, temíamos que al tercer día no regresarán.

–Ninguno de los dos, ¿Y si les pasó algo?, No me responden y estoy comenzando a pesar lo peor– Ella se acercó rápidamente a mi, lastimosamente sabía a lo que me refería.

–No no no no, pero por supuesto que no, ya verás que ellos tarde o temprano estarán aquí– Ella lograba calmarme, por muy preocupada que estuviera, ella estaba ahí.

Matteo.

Hice un movimiento en falso, para intentar sacar mi pie del agujero, pero fue inútil, de echo fue incluso peor, por desgracia por la vestimenta que traía dejaba al descubierto mi tobillo, que era lo que en este momento estaba sufriendo.

–Tranquilo, yo te ayudaré– A pesar de no demostrar el dolor que por dentro estaba sintiendo, el sabía que lo hacía, así que comenzó a preocuparse.

–Descuida, puedo solo– Eso fue algo verdaderamente falso, en el mas mínimo movimiento mi tobillo iba adquiriendo mas astillas, algunas mas grandes que otras y mas afiladas. 

–Déjame ayudarte, ambos estamos aquí y ambos saldremos, juntos– Se intento acercar a mi, pero fue imposible,  hacíamos mucho peso y por el mas mínimo movimiento de alguno de los dos la grieta se hacia mas grande. A el al parecer eso no le importo y dio un paso hacia mi. 

El agujero se hizo mas grande y logre liberar mi pie de el. 

–Gracias, pero creo que lo mejor sera que cada quien busque su propia salida–Dije para después darle la espalda, iba a comenzar a caminar, pero el me detuvo. 

–Matteo, ¿Estas terminando conmigo?, por que si es así, al menos hazlo en mi cara y con palabras claras– 

–Simón, puedes no hacer esto mas difícil, me ilusione de un mentiroso, creo que lo que menos te mereces es que te lo diga en la cara–

–¿Un mentiroso?, No se a que te refieres, puesto que yo nunca te mentí, cada gesto de amor, cada te amo era verdad, cada uno de ellos– Su voz se comenzaba a romper, no sabia si creerle, temía que volviera a pasar lo mismo. 

–¡Deja de mentir!, el me lo dijo, ¿por que me mentiría?– Tenia miedo, realmente no sabia a quien creerle. 

–¿Seguro que solo hizo eso?– No dije nada, por un largo tiempo– ¿Matteo?–

–Solo déjame ¿Si?– Odiaba recordar al hombre, repitiendo sus movimiento y palabras, haciendo todo a su conveniencia. 

–No hasta que conteste mi pregunta– Creo que comenzaba a sospechar lo que paso en esa habitación.

– ¿Que mas quieres que te diga?, Que lo que me hizo fue por culpa de estar contigo, por ser así, por sentir lo que siento hacia ti, por sentir amor cuando te pienso o te nombran, pues listo, ya te lo dije, lo mejor sera que ignoremos estos y volvamos a nuestras antiguas vidas, fue un error el haber iniciado una relación contigo–

–¿Conmigo o con un hombre?, Matteo el abuso de ti...– 

–¡Si!, ¿Y que hiciste tu?, nada, solo mirabas, con una miraba fría, como si lo que el estaba haciendo no te importara, comprobando que lo que dijo era cierto, que solo me quieres por el estatus social que tengo– No podía esconderlo mas, intente seguir su juego de no recordar nada, pero no pude contenerme mas, necesita decírselo en su cara.

Simón. 

–No se a que te refieres, yo nunca haría eso, y si lo hice, perdóname, sabes que jamas haría algo así–

–Ya da lo mismo, por mas perdón que pidas, el dolor ahí esta–

–Que escena tan mas melancólica y conmovedora, que lastima que uno de ustedes, no salga para poder contarla y desahogarse– Sin siquiera avisar, un hombre salio del otro extremo del pasillo, era alto, de una tes clara, un rostro que nunca había visto. 

–Esa voz, tu eres el hombre que abuso de mi, eres el maldito que...– Matteo estaba enfurecido, pero confundido, por suerte una parte de el aun cree en mi. 

–Que te dijo la verdad, aunque para ser un desviado, cuentas con un muy buen trasero– Dijo de una forma muy vulgar hacia el –Se ve que no lo usas–Ahora se dirigía a mi– De quien será el corazón que hoy deje de latir– Dijo para después sacar un arma de su pantalón.

  

   

¿Por que tú? | Sitteo, Lumbar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora