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Luna.

Han pasado meses desde lo que paso con mis padres.

Hoy sería en día en que nos iríamos a la casa, los cuatro, apesar de aún no saber el como la mantendríamos.

Ámbar y Simón, ya contaban con un trabajo de medio tiempo, ya que también tenían que seguir estudiando.

En cambio yo solo había podido conseguir un trabajo como mesera en un nuevo local de comida mexicana, aunque ya no tenía el por que preocuparme de los estudios, ya que mi padre había decidido el dejar de pagar la colegiatura, de la universidad, tanto a mí como a Matteo.

Matteo.

Habíamos llegado a la casa, en la cual viviríamos durante mucho tiempo.

Me sentía mal, por no poder haber ayudado con siquiera un pago, nisiquera con el más mínimo.

El lugar era justo como lo había dicho, no era tan grande, pero si era bastante bonita y funcional, aunque temía el echo de ser inútil en los gastos, ya que era el único que no había conseguido un empleo, Luna había conseguido uno de Mesera, Ámbar trabaja en una tienda de maquillaje medio tiempo y Simón en una deportiva, ambas era de las más prestigiosas, aunque eso no garantizaba el que ganarán mucho.

En cambio yo no había encontrado nada, nisiquera un pequeño trabajo.

-¿Todo bien?- Ámbar sujetando mi hombro, para llamar mi atención.

-No lo sé, me siento mal, por no haberles ayudado a pagarla, me hace sentir inútil-

-No lo eres y no tienes por qué preocuparte por eso, aunque si quieres tú puedes pagar todo lo que viene, aún faltan muchas cosas por pagar, en las cuales podrás contribución, así que no te preocupes, ahora ayúdame a bajar las cosas que faltan.

Eran demasiadas cosas las que teníamos que bajar del auto de Ámbar, y eso que solo eran cosas de ella, aún faltaban las de Simón.

Pasaron muchas horas, hasta que por fin logramos bajar todo lo que quedaba en ambos autos.

-Ahora es momento de decidir, quién se queda la habitación más grande- Todos nos miramos, cabe aclarar que en la casa hay dos habitaciones, solo que una es más grande que la otra.

Todos pensamos en ir corriendo, y así lo hicimos, sin pensar en un miembro que no estaba haciendo lo mismo, ya que nisiquera estaba con nosotros.

Cuando intentamos abrir la puerta de la habitación en cuestión nos fue imposible, ya que estaba cerrada desde dentro.

-Lo siento chicos, pero son muy lentos, así que ente antes de que comenzarán a correr- Luna era quien faltaba y al parecer fue quien ganó, aunque en realidad compartiría habitación con Ámbar.

• • • •

-Mierda mierda mierda, soy un puto fracaso- Dije mientras lanzaba cartas de rechazo laboral por toda la habitación.

-Sabes que no es así- Simón intento consolarme, pero fue en vano.

-Llevamos más de un mes aquí y aún no e podido conseguir un trabajo- Era verdad, y no entendía el por qué pasaba, ¿Cual era mi problema?, ¿El estar con un chico?, ¿Acaso mi padre tenía razón?.

–Deja de pensar lo que estás pensando– Se acercó a mi, dejando lo que estaba haciendo–No hay ningún problema contigo, ya verás que mañana consigues el empleo que quieras–

–¿Como se supone que sabes lo que pienso?–

–Por que te conozco y sé que te estás cuestionando y siempre son las misma preguntas– Cada vez se acercaba más a mi– Mira bonito, lo mejor será que nos acostamos a dormir ya, para que mañana puedas conseguir el empleo que tanto quieres–

–Bien, buenas noches– Dije justo de pues de haberle dado un beso en los labios.

–Buenas noches–

La noche paso, por suerte, apesar de toda la cotización, logré quedarme dormido.

La mañana transcurrió normal, mientras Ámbar y Simón se iban a la universidad, Luna se preparaba para ir a trabajar, ya que le asignaron el turno de la mañana, yo, yo solo desayunaba, mientras llenaba un currículum más.

–Okey Matteo, hoy haremos algo diferente. Hoy saldrás, llegarás a la entrevista, te sentarás en frente de
El que será tu jefe, por que lo será y le mostrará en lo que eres bueno, para que así te ganes ese puesto–

Me motive lo más que pude, hasta que fue tiempo de salir, en dirección a la empresa, aparentemente era una nueva marca de cigarros, los cuales si inovación era el que cuentan con una semilla en el interior de la colilla.

Llegué y todo volvió a pasar bastante normal, preguntaron por mi nombre y al el que venía.

Las cosas se complicaron cuando entre en la oficina, era un hombre joven, solo contaba con unos años más que yo.

–¿Matteo Balsano?– Su voz era gruesa, a su aspecto musculoso le fovorecia.

–S-s-si– Estaba temeroso, el sabía imponer.

–¿Cuentas con un currículum?– Se sentó y me indico el que hiciera lo mismo. Le entregué lo que me pedía, sin siquiera decir algo. – Eres un cuerpo joven y tienes buen rostro, aparte sabes hacer varias cosas de programación, quedas contratado, empiezas mañana a las nueve, hasta luego– 


















¿Por que tú? | Sitteo, Lumbar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora