Capítulo 7

2.5K 500 91
                                    


La noche estaba resultando ser insoportable. Había intentado meditar y contactar con la diosa sin éxito, una de esas horribles cosas necrófagas que Grim hacía lo había atacado y había tenido que deshacerse de ella, Zee de nuevo se le había insinuado cuando le había entregado el cadáver para que lo hiciera desaparecer... Nix estaba comenzando a considerar que tal vez todo fuera una señal de la diosa al jugar con su paciencia, y si los mataba a todos, finalmente la escucharía.

Excepto por el hecho de que Grim no era sencillo de matar, y Zee demasiado conveniente para deshacerse de ella. ¿Quién se ocuparía de hacer desaparecer los cuerpos? En su defensa, ya estaban muertos para cuando lo atacaban, pero dudaba que la Agencia fuera a creerle si intentaba explicarlo. Mejor no correr riesgos.

De todos modos, ya había tenido suficiente con una noche como para arriesgarse a cruzar a Dune en el W-Spot. Dudaba que su paciencia soportara tanto. Y últimamente el lugar estaba más lleno de agentes. Sospechaba que era a causa del cónclave que Ada había mencionado. La fecha estaba próxima, pero él no tenía la tolerancia ni las ganas para tener que lidiar con más agentes.

Recostado en el sillón de su departamento, el resto de la noche no podía parecer más interminable. Su cuerpo todavía no estaba cansado, sus días se estaban volviendo monótonos, su propia mente ansiaba el caos de la sangre. Y a la vez, no quería meterse en nada de eso. Demasiado drama innecesario. Estaba tranquilo con su nueva vida, tan solo se encontraba... aburrido.

Cogió la fotografía de Key del interior de su chaqueta y frunció el ceño al observarla. No era así como la recordaba. La vista seguía siendo un sentido engañoso al que no terminaba de acostumbrarse. Sus rasgos eran más suaves cuando ella sonreía, sus ojos brillaban con una alegría que la cámara no había logrado capturar, o aun peor, se enfriaban con un peligro que él había aprendido a desear. La fotografía no mostraba la frialdad de su pálida piel, ni el perfume a jazmín, mucho menos las hebras de su cabello tan suaves como la misma seda.

Era ridículo. ¿Por qué siquiera había cogido eso? No deseaba pensar en ella, ni el modo en que su cuerpo siempre parecía encogerse contra el de él en busca de calor, o cómo sus labios se abrían apenas con expectativa antes de besarla. Niña tonta, llevando su corazón en una mano y entregándoselo a cualquiera que se acercara lo suficiente. ¿Entonces por qué la imagen de ella pasando tiempo con el otro agente seguía molestándole?

Guardó la fotografía apenas escuchó los pasos fuera. Supo que era Ada incluso antes que ella abriera la puerta. No se molestó en ocultar su resoplido de frustración, no estaba de humor para lidiar con cuestiones de la Agencia esa noche también. No cuando todavía tenía el horrible sabor de la sangre corrupta en su garganta, y no sabía cuántos litros de agua ya había bebido en un intento por quitárselo.

—Estás aquí, bien —dijo Ada cargando libros tan gruesos que la superaban en altura—. Tenemos que prepararnos. El cónclave es en una semana, y no sabes nada sobre modales de la Agencia. He traído todo esto para ti.

—La única razón por la que acepté ir a esa cosa fue para que te callaras, y no ha funcionado —respondió Nix enderezándose.

—Esto es importante —ella dejó los manuales a un lado sobre el escritorio—. ¿Qué tanto sabes de cortesías? Porque vendrán los principales representantes de todas las zonas. Y no queremos causar problemas.

—No te preocupes, me esforzaré por no hablar con ninguno.

—Ah, pero querrán hablar contigo. Tu magia es un misterio que quieren resolver —ella hizo una mueca—. No es muy bien vista, y seguro habrá quienes digan que es mejor encerrarte o deportarte.

El ladrón de palabras (trilogía ladrones #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora