Capítulo 22

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Addie estaba absolutamente desorientada, por lo menos. Había estado durmiendo, hasta que un llamado de emergencia de parte de la Agencia la había despertado en medio de la noche. Ella había tenido que preguntar dos veces si no se habían equivocado de número para asegurarse que en realidad la estaban buscando. No hubiera sido la primera vez que se equivocaban.

Pero la buscaban a ella, y su casero cerraba la puerta todas las noches fuera para entrar o salir, por lo que no le había quedado más alternativa que cambiarse rápido y salir por la ventana del segundo piso. Así que tomó un uber hasta la sede, luego podría pasar el gasto y pedir un reintegro si se trataba de un asunto oficial.

Chequeó el tener su arma cargada en su cintura antes de entrar. Internamente repitió el reglamento como si eso fuera a darle más seguridad. Quizás Charles finalmente había visto el potencial en ella, tal vez esta era la ocasión en que le pedían que fuera refuerzo en un caso o le dieran una investigación importante o...

Le dijo su nombre al recepcionista y que la estaban buscando, mostrando su identificación, casi esperando la respuesta de que se trataba de un error. El rostro del joven se iluminó por completo de alivio y le agradeció por haber venido tan pronto antes de indicarle que fuera al piso de enfermería. Addie solo pudo parpadear con sorpresa. Quizás todavía estuviera dormida y todo eso no fuera más que un sueño.

Corrió al ascensor, mirando con curiosidad a dos encargados de limpieza fregando una oscura mancha en la alfombra de la recepción. Se quedó quieta al ver la sangre en el suelo y paredes cuando las puertas se cerraron. No era una sorpresa, agentes resultaban heridos todo el tiempo, fuera durante prácticas o en su vida externa. Ella misma se había lastimado un buen par de veces, y aprendido que existían lugares ridículos donde un rasguño podía provocar una hemorragia importante. Pero algo simplemente no estaba bien, lo sabía.

El piso de enfermería lucía como siempre, lleno de agentes con bandidas y médicos intercambiando términos incomprensibles. Se presentó en el mostrador principal, solo para que le dieran un número de habitación y dijeran que fuera allí cuanto antes. Nadie que conociera podía estar internado, ella no era el contacto de emergencia de nadie. Tampoco tenía a alguien a quien le importara en Edinburgh como para que la llamaran. ¿Entonces?

Se apresuró en buscar la habitación, solo para encontrar el corredor lleno de agentes mucho más grandes y capacitados que ella. Addie tuvo que mirar dos veces el número arriba de la puerta en donde estaban amontonados para comprender que se trataba de la habitación indicada. ¿Qué diablos estaba sucediendo? Casi esperaba que fuera una de esas horribles pesadillas, donde se acercaría solo para ver su propio cuerpo.

Los agentes estaban gritando que los dejaran entrar, empujando contra lo que parecía un muro invisible. Ella tuvo que hacer fuerza para deslizarse entre ellos, clavando codos y rodillas donde fuera necesario para avanzar, escuchando quejas e insultos en su dirección. No importaba, le habían dado una misión. Por más extraña que fuera, la habían llamado para llegar a esa habitación.

Se quedó helada al llegar al frente y ver lo que había dentro. Reconoció enseguida a la joven de cabello blanco en la camilla conectada a un respirador artificial, su pulso apenas un débil pitido, su cuerpo más vendas que piel. Y al pie de la cama Nix estaba sentado en una silla, sus brazos cruzados sobre la manta, su cabeza descansando allí. Se encontraba completamente cubierto de sangre, su cabello revuelto y sosteniendo la mano de Keira.

Addie sabía lo que eso parecía. El agente a su lado no dejaba de gritarle que los dejara pasar y se entregara. Ella intentó avanzar solo para ver que era imposible. Levantó una mano para tocar una pared invisible sin terminar de creerlo. Chequeó tener su insignia consigo y no habérsela olvidado en su habitación, pero allí estaban sus llaves con la piedra colgando.

El ladrón de palabras (trilogía ladrones #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora