Capítulo 36

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No había sido su intención meterse en problemas. Nunca lo era. Pip había jugado con los demás niños hasta que la noche había empezado a clarear, y los adultos a llamar a sus críos para que fueran a dormir. No Nana, ella nunca había sido de ese estilo. Y aunque Pip la había buscado, o a Key, no había encontrado a ninguna. El matsuri había comenzado a llegar a su fin, con los puestos cerrando y jóvenes descolgando las linternas de papel. Sabía que debió haber regresado con Anton, pero ahora que su hermano estaba bien podía concentrarse en lo que realmente deseaba: su entrenamiento como agente.

Así que había ido directo al dormitorio de los gādian en busca de Key, queriendo pedirle más ejercicios para hacer. Quizás ella se hubiera sentido cansada y decidido retirarse antes. Pip sabía que había resultado herida durante un combate, aunque nadie quería darle los detalles. Le había preguntado a Nix, quien siempre le respondía con la dura verdad, pero incluso él se había limitado a no mirarla y pretender no haberla oído. Fuera lo que fuera que hubiera sucedido, no había sido bueno.

Había ido a la habitación de Key, salvo que ella no había estado allí. Tal vez hubiera ido al baño o algo por el estilo. Así que Pip se había sentado a esperarla, y se había quedado dormida haciéndolo. El ruido en el exterior la había despertado, eso había sido para peor. Se había levantado ante la expectativa de encontrar a Key, solo para acercarse y constatar que era Derek quien estaba sentado en el pórtico bajo el sol de la mañana. Ella había sido rápida en volver a ocultarse en el dormitorio de Key, cuchillo de madera cerca, cubriendo sus oídos para evitar escuchar lo que fuera que Derek se estuviera murmurando a sí mismo.

Aún recordaba la noche que él había atacado a Key. Derek se había pasado antes por la casa, como Gia, ambos no haciendo muchas preguntas cuando Key simplemente decía que Anton y Pip estaban a cargo de su abuela. Ambos conociendo lo suficiente a Nana como para no querer arriesgarse a su furia por pedir detalles. Pero, a diferencia de Gia, a Derek no le gustaba ver películas de terror con Pip, o escucharla hablar sobre sus intereses, ni siquiera prestarle atención.

A Pip tampoco le había gustado del todo él porque el joven nunca había notado el modo en que Key lo miraba, y Pip estaba agradecida de que ella ya no lo mirara así. Pero en ese entonces, le había molestado mucho que Derek ignorara los sentimientos de Key, incluso más que el hecho que la ignorara a ella. Key había intentado explicarle que no debía juzgarlo, a algunas personas simplemente no le gustaban los niños y Derek no tenía un buen recuerdo de estos por el modo en que siempre se habían burlado de él mientras crecía.

Pero, fuera de todo eso, ella recordaba la noche en que Derek en serio había intentado herirla. Se había despertado al escuchar el grito de Key, y había salido de su habitación solo para ver a Derek huir y Key correr detrás de él con su estilete, su mano goteando sangre como un grifo abierto. Ella le había gritado a Pip que cerrara todo y no le abriera a nadie hasta que regresara, y por primera vez en su vida Pip había temido que Key no lo haría.

De niña, Anton le había dicho que no se encariñara con Key. Le había explicado que los humanos eran seres frágiles, sin magia alguna, cualquier simple brisa capaz de apagar el fuego de sus vidas. Cuando había sido lo suficientemente grande para comprender, Key la había sentado en su regazo y explicado algo similar, solo que ella había utilizado el término agente y no humano, diciendo que aquello implicaba que un día podría salir a cumplir con su deber y no regresar. Excepto que Key siempre había vuelto. Con rasguños, heridas, dolor, pero ella siempre había regresado. Y esa noche, por primera vez, Pip había temido que no lo haría.

Key lo había hospedado en su casa, lo había cuidado y dejado dormir bajo su techo, y Derek había intentado asesinarla mientras dormía. Ella había hecho lo mismo con Nix, y él había ayudado con los quehaceres de la casa, repartido con Key las comidas, incluso la había cuidado mientras ella había estado mal. Así era cómo un chico tenía que comportarse, Pip estaba segura, y por eso le gustaba más Nix.

El ladrón de palabras (trilogía ladrones #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora