Capítulo 23

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Él no estaba nada contento. Se lo dejó en claro a Addie cada mañana. No porque Nix fuera comunicativo, pero las miradas que le echaba eran peores que de costumbre. Addie no podía evitar hacer una mueca y sentirse culpable al respecto, pero era lo mejor. Había intentando negociar con Nix por las buenas sin llegar a ningún resultado, así que luego había ido con Takeo solo para terminar convencida que el joven la había ignorado completamente. Pero no lo había hecho.

Al día siguiente Nix había aparecido de nuevo en las reuniones, y Takeo no. Sorprendentemente, el joven había logrado negociar con el brujo para turnarse en cuanto a la enfermería. Al principio Addie había pensado que era tierno de su parte no querer dejar a Keira sola, y que nadie jamás haría eso por ella, antes de comprender que no se traba de hacerle compañía sino de evitar que alguien terminara su trabajo. Y eso le había helado la sangre.

El hecho de pensar que había un traidor entre ellos... No podía evitar mirar a Timothée al pensar en eso, y él no dudaba en guiñarle el ojo cada vez como si compartieran un secreto. No lo hacían. No podía pensar en una sola persona que deseara a Keira muerta. O tal vez sí. Estaba el representante estadounidense con quien al parecer tenía conflictos con un muerto de por medio. Luego el criminal que había intentado matarla en el pasado...

Y tal vez debería dejar de buscar culpables dentro de la Agencia. Dudaba que otro miembro la hubiera atacado, y Derek Bower estaba encerrado como para hacer algo. ¿Entonces quién? No tenía tiempo para empezar a desconfiar de todos, no para dejar de contar con la Agencia. Eso sería traición. Y ella no quería ser una traidora.

De todos modos no podía evitar mirar con preocupación los lugares vacíos en la mesa. Ese día todos los representantes de Japón se habían ausentado. No había modo que eso fuera una buena señal. Había esperado que solo fuera durante la mañana, quizás habían tenido algo que hacer, pero las horas pasaban y no había señal alguna de ellos. Y muy en el fondo, Addie temía saber la verdad. Uno de los suyos había sido atacado.

Todos los niños de la Agencia habían crecido con el mismo libro de cuentos. Era casi como una ley. Cuando alguien iba a tener un hijo, lo primero que se le regalaba era un ejemplar del libro de cuentos. Nada más que un buen puñado de historias, más ilustraciones que texto, pero se suponía que aquello enseñaba los valores de la Agencia. Debían ser unas cincuenta historias, cada una sucediendo en un país distinto, cada una dedicada a una familia distinta. Y tal vez esos apellidos no tuvieran más que eso, el misticismo de estar en el libro, porque en la realidad no era como si gozaran de poder o favoritismo sobre cualquier otra familia.

Algunas historias eran bonitas, otras tristes. Había cuentos de honor y relatos de venganza, en algunas los brujos eran aliados y en otras enemigos, una gran variedad para que cualquier niño comprendiera que existían cosas como múltiples perspectivas y un individuo no representaba un todo. Y luego... luego estaba la historia que sucedía en Japón.

La mayoría de las personas no la recordaban o la saltaban, probablemente al no comprenderla. No estaba entre los favoritos de cualquier otro agente al que le preguntaras, Addie ciertamente no la tenía en su top. Era extraña, más que cualquier otra, del tipo que ella estaba segura debía ser confusa para todos, incluso los propios japoneses. Y aun así esa historia siempre la había aterrado, no por su contenido, sino por lo que había intentado entender.

En el libro, un joven de cabello blanco era encargado por su dios cuidar el delicado balance entre magia y naturaleza. Addie recordaba con espanto las páginas completamente desprovistas de color a diferencia del resto de las historias, al chico con sus vestimentas tradicionales y una katana de pie frente a un templo y la figura traslúcida del dios como su reflejo. Addie nunca había entendido en la historia si el dios había escogido al chico por lucir como él, o había decidido imitar su imagen al contactarlo.

El ladrón de palabras (trilogía ladrones #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora