Capítulo 14

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Addie estaba segura de muchas cosas, y absolutamente desorientada en muchas más. Nix, por empezar, era un caso perdido. Jamás lograría comprenderlo. Se había enfadado con ella la noche anterior, aunque el brujo no era del tipo cuya furia se sintiera sino que al contrario. Se había encerrado en su dormitorio y no le había dirigido la palabra para nada, excepto para pedirle que se asegurara que Keira Feza hubiera llegado bien a su hotel. Addie no sabía mucho, pero parecía que la joven estaba investigando un asunto realmente peligroso.

Lo había hecho. Le había enviado un mensaje de texto a Keira para saber si estaba bien, y ella le había respondido que sí. Cuando Addie le había comunicado su respuesta a Nix al otro lado de la puerta, él no había dicho nada. La había ignorado toda la noche. Lo que Addie sí sabía, y temía, era que Nix prefería a la otra agente.

¿Sino, por qué otro motivo la hubiera invitado a su departamento a tomar té? Nix nunca la había invitado a ella, Addie siempre había entrado gracias a la autoridad de su puesto. Mucho menos le había preparado té, o recogido sus cosas. Ni siquiera pensar en salir a despedirla. Y aunque Addie había luchado por no espiar, no había podido consigo misma. De todos modos había sido en vano. Ambos habían intercambiado palabras demasiado bajo como para que pudiera oírlas, y por el picaporte apenas había sido capaz de ver la espalda del brujo.

Él seguía sin estar del todo contento al día siguiente durante otra de las sesiones del cónclave. Aunque, si debía ser honesta consigo misma, Nix nunca lo había estado con ella. Addie se sentía como una invitada sin rol en absoluto, solo estaba allí porque la Agencia había requerido la presencia del brujo y ella era responsable de tal. Hablar hubiera estado fuera de lugar de su parte, intervenir le hubiera costado malas miradas, y a su lado Charles no dejaba de murmurarle que se comportara.

La única razón por la que ella seguía asistiendo, a pesar que sabía que podría ausentarse y nadie lo notaría, era observar. Nix no prestaba atención en ningún momento, excepto cuando Keira hablaba. Entonces era como si sus palabras fueran lo único que importaran para él y lo único que pudiera oír también. A veces la miraría a ella como si quisiera robar los secretos detrás de su amable sonrisa, y a veces Keira también lo miraría como si fuera un misterio que terminar de descifrar. En unas pocas ocasiones sus miradas se habían cruzado durante ciertos temas, y se habían sostenido apenas unos pocos segundos como si intercambiaran palabras silenciosas, antes de romper el contacto igual de rápido para que nadie lo notara o sospechara.

Pero Addie esperaba y ansiaba esos momentos, porque en su cabeza casi podía imaginarlos como un par de amantes condenados a un amor imposible. Aunque no había prueba de tal cosa. Solo su deseo por intentar darle sentido a lo que fuera que hubiera entre Nix y Keira, que pasara de prohibirle a ella acercarse a invitarla a tomar el té. Quizás debería dejar de leer tantas novelas juveniles...

—¡Disculpa! ¿Tienes un momento? —Addie trotó para poder alcanzar a Keira durante un receso. Tan pronto como la otra agente se dio vuelta, sintió cualquier valentía desvanecerse ante su serena mirada. Hizo una mueca—. Eh... Hola... Soy Ada. La primera impresión no fue de lo mejor. ¡Pero no es lo que parecía! Es decir, sí, estaba semidesnuda en el departamento de un brujo, y él estaba allí, pero...

—Tranquila —respondió Key y le ofreció una sonrisa tan cálida que Addie se sintió mejor—. A Nix no le interesa de ningún modo ver a alguien sin ropa, pero eso lo sabes como yo. ¿No?

—Creo que es asexual —Addie asintió repetidas veces, sorprendida por encontrar a alguien que también lo hubiera notado, Key rió.

—Es más simple y complejo que eso.

—¿Cómo puede algo ser simple y complejo a la vez?

—La respuesta es simple. Entenderla, complejo —dijo Key sencillamente.

El ladrón de palabras (trilogía ladrones #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora