22. No la subestimes.

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— No se parece a ti, Khoury. —

— Eso no me interesa. ¿Le diste lo que le envié? —

— Se mudo a unos edificios más alejados. —

— ¿Lo arruinaste? — Los dedos tatuados de Alexander se deslizaron entre su cabello oscuro. Estaba molesto.

— Ella piensa que voy a hacerle algo a sus amigas. Es una tonta. No tiene nada que ver contigo. Créeme. — Decía Yakov a través del auricular del celular.

— Sé lo que he visto, sé cómo actúa. Y quiero saber cada paso que da. Ahora lo que consideres tú, no me interesa, no quiero tener que deshacerme de ti como los otros. — Decía Alexander con muy poca paciencia ya.

De vez en cuando mantenía un ojo en su hija, lastimosamente los otros no hacían bien su trabajo y terminaban siendo un par de desaparecidos más.

— ¿He sido claro? —

— Si. —

— Dale el regalo que le envié para su cumpleaños. También deberías darle un incentivo para que lo use. ¿Qué tal ese chico? —

— ¿El que las siguió cuando cargaba al bebé de Miller? —

— Ese mismo. —

— ¿Quieres que haga que lo mate? ¿Se lo doy en bandeja de plata para que solo lo corte o como? — Alexander le hubiera rebanado el cuello a Yakov en una tajada si lo tuviera en frente.

— Incompetente. —

— ¿Qué quieres que haga? Ella no parece tu hija. — Habló Yakov con molestia.

Se sentía el niñero de una mocosa ingenua que no merecía su atención. Un psicópata narcisista, eso es lo que Yakov era, y no, Lilith no se había equivocado al leer en sus ojos los demonios que llevaba dentro. Para él Anderson era una inútil pérdida de tiempo, otro cerdo para el matadero según Yakov.

— Voy a matarte Yakov. — Este suspiró, sabía que tarde o temprano si Alexander se cansaba lo haría. — Pero aún no. Eres útil, eres el primero en acercarse tanto a ella. No desperdicies la confianza que te estoy dando. — Yakov rodó los ojos con molestia.

— Así que dale el regalo que pedí para ella, sé que le será útil. —

— ¿Y no crees que ese chico es demasiado para ella? ¿Crees que no se corte si quiera? — Rió Yakov al pensar que la chica no sabría usar bien ni siquiera un cuchillo.

— Es mi hija, no la subestimes. Sabrá que hacer cuando llegue el momento. —

— ¿Qué pasa si por accidente dejó que el chico la corte un poco, o tal vez hasta la mate? —

Porque para Yakov lo mejor sería que Lili muriera y ya no le agradaba nada, no era ni siquiera una inútil pieza en el tablero de un ajedrez, ni siquiera llegaría a peón. Su vida era un desperdicio.

— Vas a morir con un cuchillo en la tráquea. — Habló suavemente Alexander.

— ¿Qué hago con su novio? — Alexander acarició su barbilla en silencio un momento.

Recordando a Wyatt, sabía todo de él ahora. Sabía quién era su madre, su padre biológico, en donde nació, en donde estudió, los cargos y la cárcel en la que estuvo. Había leído todo sobre Wyatt. Y no le desagradaba su existencia del todo.

— Él podría ser un detonante para que Lilith muestre su verdadera naturaleza, si no funciona. — Suspiró. — Déjalo, parece que él haría lo que sea por mi pequeña. —

Cuando el Demonio Ama al Ángel. © CORRIGIENDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora