52. Pequeña.

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Las manos le temblaban ligeramente aún sobre el seguro del arma, Wyatt desviaba su vista para verla cada dos segundos, y luego volteaba su mirada hacía el ancho y horrible camino de tierra.

- No nos van a atrapar. - Habló Alexander desde la parte de atrás. - Puedes dormir tranquila, Lilith. - Anderson sabía que en los brazos de su novio dormiría más que tranquila.

- Eso no me preocupa. - Negó ella.

Su madre bufó en la parte trasera, y su padre casi quiso reír. Wyatt tomó su mano izquierda y la colocó sobre la palanca de cambios del auto en un signo de protección, Khoury fijó su vista en eso y decidió simplemente desviar su mirada y rodar los ojos con verdadero asco.

- ¿A donde van? - Preguntó con curiosidad Khoury finalmente.

- No les interesa. - Dijo Anderson, todos lo notaban, ella estaba a la defensiva porque las personas que causan sus pesadillas estaban en el asiento trasero del auto.

- Esa no es forma de hablarle a tus padres. - El sonido despectivo y su mirada irónica lo decían todo.

- Padres no son los que enjendran. -

- El odio hace daño, Lilith. - Alexander se fijó en el camino.

- ¿No me digas? Que bueno que no te odio. - Murmuró intentando concentrarse en la cálida piel de la mano de Wyatt. Alexander estaba por contestar... Pero el celular de Lilith sonó con el típico tono de llamada y ella tuvo que contestar.

- ¿Hola? Ah Hola abuela. - Sonrió instintivamente. - ¿Mmm? No aún no hemos llegado a casa. Nos desvíamos a conocer otro lugar y mi tacón se rompió así que ha sido un completo problema caminar de regreso. - Mencionó como si nada, ella río por algo que le dijo su dulce abuela.

- Si de hecho Wyatt está ya sabes haciéndose cargo de mi. Si abuela, él sabe que es tu nieto favorito. - Cooper sonrió con orgullo porque lo sabía. - Dice que no dejes que me lastime. - Le dijo a Wyatt.

- Sabes que eso nunca. -

- Ya está, él lo tiene cubierto creo. - Habló animadamente. - Claro dormiremos lo que sea necesario al llegar a casa. Esta bien, cuídate Abuela, sabes que Te amo. - Colgó la llamada.

Pero la sonrisa le quedó en el rostro, no se imaginaba que hubiera ocurrido si ella fuera un cadáver a esa hora del día y no hubiera podido contestar esa llamada. Le habría roto el corazón a la mujer que más amaba.

- ¿Cómo está ella? - Preguntó de la nada y por primera vez Margaret Anderson dirigiéndose a Lilith Anderson, su hija.

- Tú eres su hija, deberías saberlo. - Le recriminó sin intenciones de responder.

- Te voy a enseñar a hablarme bien, pequeña zorra del Demonio. - Margaret golpeó fuertemente el respaldo y estaba a punto de jalar el cabello de su hija y asegurarse de golpearla por hablarle así, pero Wyatt frenó con fuerza el auto.

- No te atrevas a golpearla. - La miró mal, con sólo sentir la tensión en la mano de su novia sabía que lo estaba pasando muy mal. Para Lilith era como recordar cada herida hecha por su culpa en la que terminaba en el hospital.

- Este es nuestro auto y estoy seguro que pueden caminar. - Habló firme Wyatt, Khoury suspiró pasándose la mano por el rostro y llenándose de paciencia.

- Aquí todos vamos a relajarnos y nadie va a golpear a nadie. - Observó Alexander a Margaret. - Maggie. Relájate nuestra hija sólo dice la verdad. - Wyatt volvió a acelerar otra vez tranquilamente. Y Margaret casi bufó de brazos cruzados.

- Dime algo ¿Aceptó esa vieja a Wyatt? - La duda de Alexander era por la forma tan fea en que lo había tratado esa señora cuando fue a presentarse a la casa de su hija hace alrededor de 23 años atrás.

Cuando el Demonio Ama al Ángel. © CORRIGIENDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora