56. Un gordo Sexy.

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- Estas son sus pertenencias. - Lilith tomaba con un poco de asco y reticencia las cenizas de su padre, junto a algunos collares y cosas de metal que llevaba. - Su ropa la policía se la llevó hace semanas como evidencia. - Lilith asintió.

- Bueno muchas gracias. - Recibió la bolsa de papel con las pertenencias de Alexander Khoury.

Al salir e ir tranquila por la calle respirando aire fresco con las cenizas de su padre en brazos, pensó que nunca se había sentido tan tranquila, sus moratones y las mentiras que había dicho a los demás habían valido la pena, porque seguramente seguiría vivo, asesinando inocentes y atormentando a otros sólo con su nombre.

Y aunque sus rodillas dolían y tendría que caminar mucho a la parada de autobús porque su auto estaba esperando convertirse en chatarra en un desguace, sentía que la vida lo valía. Lo valía aquel sentimiento de haber hecho las cosas mal porque así estaban bien, más que bien.

Y se había sentido aún mejor hacer el mal, y sentirse aún mejor, tal vez ahora su mente estaba torcida, pero como su novio había dicho, estaba bien ser así, estaba bien amarse así, y no odiarse a sí misma por lo que era.

- ¿Si diga? - Preguntó contestando su celular sin ver de quien se trataba.

- ¿Voy a buscarte? - Ella sonrió de inmediato.

- Estoy en la parada, puedes estar tranquilo, Ya casi llegó a casa. -

- Mejor pide un taxi. -

- Sólo es el autobús. -

- Sólo es dinero. - Ella suspiró, la verdad era que no conocía mucho esa parte de la ciudad, y aunque Wyatt estaba mucho mejor, aún le costaba caminar tanto, y se cansaba con facilidad, el ir a terapia ayudaba, pero cada tratamiento y curación era realmente costoso, tanto que la tenía endeudandose por necesidad, y por eso mismo no quería gastar dinero de más.

- Esta bien. - Respondió Lilith. - Ya llegaré. -

- Yo también te quiero. - Ella alcanzó a reír.

Llegar a casa no hubiera sido tedioso sino tuviera que pensar en un lugar, no, mejor dicho el mejor lugar para deshacerse de las cenizas de su padre.

- Estaba por llamarte. -

- Eres demasiado paranoico. - Decía Lili con una sonrisa poniendo el pequeño bote en la mesa de la entrada junto a la bolsa de papel con las cosas de su padre.

- No vivimos en el mejor lado de la ciudad... - Luego se fijó en la bolsa de papel. - ¿Qué es eso? ¿Compraste comida? -

- ¿Se acabó? - Wyatt asintió, y ella suspiró. - Comes mucho. -

- ¿Estás llamándome gordo ahora? - Wyatt se acercó lentamente a verse al espejo, sus músculos nos estaban tan marcados como siempre, pero seguían visibles. - ¿De verdad estoy gordo? - Eso hizo carcajear a Lilith, sabía de la vanidad y el ego de su novio.

- Eres un gordo muy sexy, si. - Se acercó a dejar un tierno beso en sus labios. - Pero iré a comprar comida en otro momento. - Suspiró pasando al lado de su novio y yendo a ver que podría ser lo más barato para comer esa noche, porque aunque ambos tenían un poco de dinero en el banco gracias a los préstamos y otros ingresos, eso lo estaban guardando para los costosos gastos de su graduación. Una que para Wyatt sería pronto, y en poco tiempo después sería la de Lilith.

- ¿Enserio le gustaban este tipo de cosas? - Decía Wyatt viendo el detalle de las cosas de Alexander Khoury, era un collar con un triángulo y una pequeña forma extraña en la punta, podía parecer una baratija, pero a juzgar por los gravados era costoso.

- No lo sé... -

- ¿Te lo vas a poner? - Preguntó viendo el par de anillos y cosas que habían en la bolsa, una cajetilla de cigarros, cerillos.

- No lo creo. - Negó Lilith asqueada cuando su novio sacó un cigarro listo para fumarlo.

- Wyatt estás enfermo. - Lo regaño de inmediato justo antes de que tomará una cerilla para encender su cigarro.

- No. -

- Claro que si, todavía estas cicatrizando por dentro. -

- No. -

- Que sí. -

- Esta bien. - Se río un poco, pero su ceño se frunció extrañado al ver que la caja de cerillas estaba más pesada de lo normal para ser sólo madera.

- ¿Qué? - Wyatt abrió del todo la caja de cerillas. Encontrándose con una pequeña llave, del tamaño de un pequeño candado o puerta.

- ¿Crees que sea importante? - Lili frunció el ceño disgustada.

- Ya está muerto, así que ya no lo es. - Wyatt asintió restándole importancia también, y dejando el cigarro a un lado, si su novia lo veía fumar no se enojaría, pero si que no lo dejaría dormir en la cama un par de días.

Lilith buscó aquel par de cosas que tenía de su padre e iba a botarlas o quemarlas todas, aquellas notas y aquel cuchillo grabado que aún conservaba.

- ¿Quieres ir conmigo a botar todo esto a la basura y de paso vemos que cenamos? - Wyatt observó los ojos cansados y el verdadero desánimo que Lilith intentaba ocultar tras esa hermosa sonrisa que intentaba mostrarle a él, asintió sin pensárselo mucho.

Después de que su herida sanará del todo trabajaría duro, le compraría un anillo a su novia y se mudaria a una de esas residenciales en un lugar seguro de la ciudad, uno tranquilo de aquellos que parecen de en sueño donde él trabajaría lo suficiente para darle esa familia que ninguno de los dos tuvo la oportunidad de tener cuando eran niños, darle ese tipo de familia que merecían tener.

- ¿Esto también? - Le preguntó Wyatt a su novia por el extraño y caro collar, más ella asintió con simpleza arrojándolo junto al cuchillo. Extrañamente parecieron unirse de inmediato, en el mango del cuchillo.

- Creo que sólo es imán. - Sin embargo Lilith logró ver la pequeña herradura donde lograba entrar la pequeña punta del triángulo, eso fue suficiente para abrirlo. Un pequeño papel arrugado estaba dentro, ambos lo leyeron. Eran muchos números, un nombre que parecía de un país nórdico o europeo, y una cantidad con muchos ceros en ella, además de una serie de números que no entendía.

- ¿Qué es? - Le preguntó Cooper a su novia.

- Guardalo y lo vemos más tarde. - Negó Lilith ahora ella también comenzaba a tener hambre.

Ese papel quedó guardado como si nada en la billetera de Wyatt sólo para preguntar cuando se acordarán, Así como esa pequeña llavecita que Wyatt no había querido botar a la basura.

Cuando el Demonio Ama al Ángel. © CORRIGIENDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora