45. ¿Qué hiciste?

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El ciclo de la cadena alimenticia, eso repasaba por su mente, el más débil sólo sobrevive cuando no le queda otra salida alguna, cuando le han orillado a sacar las garras, el veneno y aquello que da segundos apenas para escapar, pero que son más que suficientes, es completa naturaleza.

Eso se decía a sí misma mientras acostada en una mesa de plástico viejo cerraba los ojos con fuerza intentando evitar el fuerte y agudo dolor que la recorría de pies a cabeza, mientras sostenía esos cables conectados a fuente de energía cortados entre sus dedos pequeños regordetes y delicados.

Clinton venía entrando por la parte de atrás del edificio donde habían dejado el auto de la chica, frunció el ceño cuando lo vió un tanto descubierto, y lo volvió a cubrir correctamente con la carpa gris que le habían colocado antes, le envió los últimos mensajes porque se moverían pronto con la hija de Alexander luego que se divirtiera con ella un rato y matará muy lentamente a las otras dos.

Después de todo tenía la tarde hasta que Carl consiguiera otro auto para irse a algún otro lugar, porque no eran "tontos" no podían quedarse por mucho tiempo en un solo lugar.

El lugar estaba tan silencioso que volteó a ver hacia donde estaban las otras dos chicas a las que quería cortarle o golpearlas un poco más para que emitieran esos tiernos quejidos excitantes, pero ellas no estaban allí. "Mierda" Su vista enfocó a la hija de Khoury. Y luego volteo a ver los muebles apilados donde era obvio que las otras dos Hijas de puta se habían escapado.

- Dime que tu no las dejaste ir. - Se cubrió el rostro llenó de molestia.

- Fue bastante fácil. Si soy sincera. - Asintió Lilith, estirándose en su lugar por su adolorida espalda. Se dió la vuelta en su lugar recostándose sobre su brazo sonriéndole al tipo enorme.

- ¡Maldita perra! - A grandes pasos atravesó la puerta y en cuanto estuvo en el charco, Lilith sostuvo los cables entre sus manos aún sonriendo.

- Un paso más y lo último que vas a ver son estrellas. - Él se quedó quieto en su lugar recorriendo con su vista los cables y estos si que estaban conectados a una caja eléctrica, cuando observó la palanca hacía abajo él mismo también sonrió.

- Y lo último que tú vas a ver son mis... - A punto de dar otro paso Anderson hizo que los cables se unieran chispeantes entre sí.

- Habló en serio. - Mencionó dejándose de juegos y levantándose, comenzó a dar pequeños pasos alrededor donde el agua no se había colado del todo.

- No te atreverías. - Decía él pensando que después de todo ella también caminaba entre el pisa mojado.

- ¿Estás probándome? - Apenas hizo el brusco movimiento de soltarlos, y carcajeó luego de ver el rostro asustado del tipo. - No me pruebes, podría darte una sorpresa. - Ella caminó muy cuidadosamente relajada a su lado, o al menos aparentándolo. Con los cables aún en sus manos.

- Ahora vas a caminar hacía allá. - Le apuntó, en un movimiento rápido y brusco, busco quitarle los cables de las manos, pero ella logró lanzarlos lejos en el suelo seco, aprovechándose de su guardia baja, busco acorralarla lanzándose sobre ella en el suelo.

Lilith se sintió pequeña, antes que dominará sus dos manos, alcanzó algo de metal parecido a una cubeta y le golpeó la cabeza tan fuerte impactando al mismo tiempo su rodilla en su entrepierna, logró safarse de su agarre y deslizándose entre el agua debajo de su cuerpo logró escapar, adolorida y con ganas de no volver a ver a ese tipo en la vida.

Correr, eso fue lo que pensó e hizo como si de ello dependiera su vida, sabía que así era porque volteó unos segundos sólo para ver que aún aturdido el tipo enorme lleno de tatuajes obscenos, con esa mirada cínica se levantó del suelo. La adrenalina opacaba casi por completo el cansancio.

Cuando el Demonio Ama al Ángel. © CORRIGIENDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora