Cuando el Demonio Ama al Ángel. © CORRIGIENDO.

58. Futura Señora Anderson Cooper.

- ¿Qué te pasa Wyatt? - Preguntaba Lili al ver a su novio mucho más nervioso que ella mientras escogían su vestido de graduación negro, que sería en una tienda de segunda mano.

- N-Nada. - Nervioso tocaba el cabello de su nuca recién recortado que dejaba entrever alguno de sus tatuajes en el cuello.

- ¿Seguro? -

- C-Claro que si. - Aquella era una rotunda mentira. Cada momento que podía tocaba ligeramente su bolsillo con aquella cajita pequeña que contenía aquel anillo que con suerte lo llevaría al altar.

- Esta bien. - Lili seguía con lo suyo, evitando pensar en que quizás su novio escondía algo grave, grave porque él no podía mentirle a ella, y de alguna manera lo sabía, ¿Había hecho algo tan malo como para ni siquiera sostenerle la mirada?

Cuando terminaron con sus compras esa mañana, Wyatt llevó a Lilith al centro de la ciudad. Pasaron un momento por el bar de Charles, también por el Instituto, por última vez pararon frente a un parque, uno que estaba cerca de la casa de Lilith. Un parque en el que le había enseñado a andar en bicicleta un par de veces, así como que habían ido otras más a jugar con sus amigos y abuela.

- ¿Vamos a ir con la abuela? - Preguntó Lilith extrañada de que la llevará a esa hora del día y a ese lugar.

- Tal vez... - Ella frunció el ceño extrañada.

- Okay, estás actuando muy raro Wyatt. ¿Has hecho algo que no quieres decirme? ¿Te sientes culpable por algo? - Luego lo volteó a ver bien. - ¿Vamos a terminar o algo así? - Se alarmó de inmediato, porque no estaba preparada para eso.

- ¿Qué? No, por supuesto que no. - Negó con rapidez.

- ¿Entonces? ¿Qué? Odio las sorpresas. -

- No has pensado que te traje al parque para... ¿Otras cosas? - Lilith carcajeó de inmediato al ver el rostro gracioso y coqueto de su novio.

- ¿Tienes una fantasía con un parque o algo así? - Él carcajeó.

- ¿Qué si la tengo? -

- Pues cumple eso tú sólo. - Se río de él dándose la vuelta por donde venía, su novio actuaba demasiado extraño.

- No, no, no, no... - Negaba Wyatt detendiéndola. - Es, es otra cosa. - Tragó fuerte llevándola a sentarse a una banca, sabía que no podía pedirle en público que se casarán porque su novia se sentiría incómoda, y juzgar por esa hora del día no habían muchas personas ahí, y el cielo azul y muchas nubes frescas estaban a su favor, ya no había marcha atrás era ahora o nunca.

- Te compré esto. - Le mostró otra pequeña pulsera que seguramente no era de oro, pero si muy linda, Anderson sonrió.

- ¿Estabas nervioso por esto? - Lili lo abrazó de inmediato pareciéndole tan tierno que lo besaría hasta que le dolieran los labios. Wyatt sin embargo la abrazó momentáneamente.

- Estaba nervioso por esto. - Sacó aquella cajita pequeña, poniéndo una de sus rodillas en la grama del parque, Anderson casi entra en pánico volteando a ver a su alrededor.

- Wyatt la gente va a... -

- Tú me querías de rodillas. - Su novia río nerviosamente.

- Yo no... Yo... - Hipo, a Lili le había dado hipo, tenía las orejas tan rojas y su corazón latiendo tan fuerte que ni siquiera encontraba las palabras para responder.

- ¿No? ¿Aún no entonces? - El rostro de asombro y decepción en Wyatt lo decía todo.

- ¿Qué? No, me refiero a que yo no lo decía por esto sólo... -

- ¿Aún no estás segura? - Ella río un poco. - Me está doliendo la rodilla, y ya estamos llamando la atención de la gente, así que si quieres dormir tranquila ahora dame una respuesta. - Lilith alcanzó a carcajear.

- Claro que sí tonto. - Dijo obvia, totalmente segura de que quería pasar el resto de su vida, con aquel chico serio, pero sonriente con ella, quería curar sus heridas así como él sanaba las suyas propias, y le ayudaba a lidiar con todos sus demonios.

- Menos mal. Pensé que ibas a decir que no. - Carcajeó poniendo el anillo en aquella mano temblorosa de Lilith, porque sí, estaba nerviosa, tan nerviosa como él había estado horas antes comprándolo.

Un abrazo de esos que sólo Wyatt sabía darle a su novia eran suficientes, la levantó del suelo como era su costumbre por su diferencia de altura, y beso su rostro con aquellos besos sabor a cielo que sólo aquel demonio podía darle.

- Hay que ir con Miller y presumirle. - Anderson carcajeó mientras repartía aún más besos en el rostro de su novio.

- ¿Le gusta mucho presumir, verdad Señor Cooper? -

- Me gusta mucho presumir sobre la mujer perfecta futura Señora Anderson Cooper. - Ella sonrió, le gustaba eso, no iba a negar que llevar su apellido era algo que iba a disfrutar, más por placer personal que por apariencias.

● ● ●

- ¿Cuánto? - Lilith no se podía creer la cantidad de dinero que le decía el empleado y asesor del Banco que apenas lograba hablar un poco fluido su idioma, les decía que en esa cuenta había una cantidad suficiente de dinero para vivir el resto de sus vidas sin trabajar.

- 25 millones... - Decía el asesor extrañado. - Aunque no está a su nombre, pero como veo que está a nombre de... ¿Margaret Anderson? ¿La conoce? -

- Es mi madre. - Respondió Lilith totalmente impactada.

- ¿En dónde está...? -

- Esta muerta. -

- Oh Lo siento por... Su pérdida. - Wyatt sin embargo volteaba a ver a su novia quién estaba dudosa.

- Disculpe, pero ¿Es dinero limpio? - El trabajador del Banco río un poco.

- Pues si está en este banco por supuesto que lo es. - Asintió ligeramente. - Si desea hacer una transacción sólo traiga el certificado de defunción de su madre. - Ella asintió confundida y con su nariz roja por el frío.

- ¿Y esto que es? - Le preguntó con  curiosidad Wyatt al asesor acerca de la llave que había guardado.

- Ah esa es la llave de una caja fuerte aquí. ¿Quiere ver lo que contiene? - Ambos voltearon a verse, pero asintieron.

Tras seguir los pasos del asesor a las cajas de seguridad del Banco y usar su llave, ambos voltearon a verse nuevamente al ver la cantidad de diamantes que tenía la pequeña caja, junto a un par de joyas más que con sólo verlas podías saber de su gran valor.

- ¿Entonces han decidido lo que van a hacer? - Lilith volteó a ver a su novio.

- Lo que quieras hacer te apoyo. - Y ella sabía perfectamente lo que haría.