— Todo estará bien. Ya regreso. — Se despegó suavemente de la madre de Wyatt.
— No va ser... Necesario. — Pero la señora casi estaba hipando y sus lágrimas no habían parado.
— Claro que sí. Nunca es tarde. — Volvió a repetir Lili y comenzó a caminar por donde había desaparecido su novio.
Abrió la puerta con cuidado, y por ahí estaba Wyatt revisando y echando un vistazo a un par de los libros que antes pertenecían a su padre.
— Wyatt. — Ella cerró la puerta tras de sí.
— No. — Contestó Wyatt.
— Ella quiere hablar contigo, podrían hacer las paces y...—
— No Lili. Mi madre escogió hace años. —
— Y se equivocó. — Wyatt volteó a ver a su novia, sabía que sus intenciones eran buenas, pero no estaba al tanto de las de su madre.
— Cualquiera se equivoca. Hasta tu y yo. —
— No. — Volvió a repetir concentrado en los libros que se llevaría, fotos con su padre, un sello que antes su padre guardaba con recelo, una pluma antigua y eso era todo.
— Por favor Wyatt. —
Él escuchó la conversación entre su madre y su novia, había escuchado a su madre sollozar y si bien no la había visto llorar desde la muerte de su padre, no quería ilusionarse otra vez, con que su madre tendría salida o esperanza.
Porque Wyatt veía como su novia se desgastaba por su suegra. Veía como Anderson llevaba esa carga, porque eso es lo que era, si bien Lilith no tuvo la niñez que merecía, no había tenido la madre que merecía, Lillith Anderson amaba a su madre, a pesar de los insultos, los remordimientos, malos tratos y una vida que no desearía haber llevado.
Su novia seguía adelante con esa carga que representaba su madre, y él no quería eso en su vida, porque no quería desgastarse como su novia lo hacía viviendo con migajas de esperanza y obteniendo nada a cambio.
— No. No creo que mejore. — Era la verdad, sabía que su madre no dejaría ese vicio de la noche a la mañana.
— ¿Cómo puedes saberlo si no lo has intentado? — Wyatt suspiró.
— ¿Qué quieres que haga? —
— Habla con ella. — Decía Lili yendo a sostener los libros que Wyatt tenía en las manos.
— Yo te esperaré aquí. — Él suspiró con pesadez nuevamente.
— Lili no. Mira ¿Sabes qué? Salgamos por la puerta trasera. — Estaba a punto de empujar a su novia por la puerta trasera e irse sin despedirse.
— Ella te dio la vida Wyatt. Tienes que ser más educado. — Regaño su novia volteandolo a ver mal.
— En todo caso yo no le pedí nacer. — Los ojos de Lili se entrecerraron estaba viéndolo peor.
— Ella tampoco pidió tener un hijo como tú. Y si no recuerdas la ciencia dice que eras un espermatozoide, y si bien no pediste nacer pues tú te esforzaste por ello, cerdo. —
— Lilith. — Ella dejó los libros en un escritorio y se sentó de brazos cruzados.
— No voy a moverme de aquí, ni voy a regresar contigo hasta que no hables con ella. Si después de la plática no quieres saber más de ella. Esta bien, no voy a forzarte. — Ella sabía que su novio solo necesitaba un empujón, y de ser necesario uno fuerte.
— ¿Solo platicar? —
— Una platica y eso es todo. — Él se volteó en dirección al salón principal otra vez. — Lo harás bien. — Su novia se levantó del sofá, lo abrazó y besó por la espalda una vez más antes de prácticamente empujarlo hacia fuera.
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Cuando el Demonio Ama al Ángel. © CORRIGIENDO.
RomantikDerechos de autor completamente reservados a Kennya Chávez. NO COPIA NI PLAGIOS NI ADAPTACIONES. Segundo Libro de El Demonio es un Ángel. - La trama se basa después del primer libro. Así que para que no te sientas tan perdid@ te recomendaría leer e...