––¡Felicidades, mami! –Gritó Connor, lanzándose a mis brazos.
Lo acogí en un cálido abrazo, mientras besaba su cabeza. Este, se separó de mí y salió corriendo hacia su cuarto, dejándome a mí a solas con Chuche, nuestro perro. Fui hacia la cocina, para así preparar el desayuno y pensar en todo lo sucedido, años atrás.
Salí de la farmacia junto a mi abuela, la cual me sonreía, dándome apoyo. Apreté los ojos, intentando no llorar, y suspiré, intentando eliminar el matojo de nervios que tenía encima. Al llegar a casa, corrí directamente al baño, hice lo que ponía en las instrucciones del test y esperé. Salí del baño y fui junto a mi abuela, la cual me seguía mirando con una bella sonrisa.
–No estés nerviosa, cariño. –Sonrió. –Todo saldrá bien. Si tienes una vida ahí dentro, pienso ayudarte a cuidarla. Yo, tuve a tu madre con 17 años, más o menos como tú, y míranos, no ocurrió nada malo.
Asentí, sin poder decir nada. Coloqué mi mano en el vientre, sonriendo inconscientemente. ¿Y si es verdad, y tengo un bebé? No pienso abortar. Está bien, tengo dieciséis años, pero puedo sacarlo adelante. Mi familia me apoyará en todo -palabras textuales de mi madre y hermano- y tendré un profesor particular. Cuando termine las clases, trabajaré y sacaré adelante a mi bebé y a mí.
Joder, quiero tener un bebé.
El problema, es el padre. ¿Cómo le diré que, va a ser padre? No se lo tomará a bien. Me puso los cuernos, me utilizó, y ahora, llego y le digo que va a ser padre.
No, definitivamente no.
Borrón y cuenta nueva.
Subí decidida al baño, y al abrir la puerta, me miré al espejo. Me sonreí, y me acerqué al predictor.
Posivito.
Miré a mi abuela, la cual estaba detrás mía en el marco de la puerta. Las lágrimas brotaron de mi cara, y enseguida sonreí, lanzándome a los brazos de mi abuela.
(...)
–¡Yo quiero ir, mamá! -Gritó mi hermano, enfadado.
-Mamá, déjalo venir. Es mi hermano, tiene derecho. -Pedí.
-¡Agh, está bien! -Se rindió.
Mi hermano se puso a mi lado, y me agarró por la cintura. Estaba realmente alto, y sus músculos ya eran notorios. Al parecer, era el playboy del instituto, pero él solo tenía ojos para una chica llamada Ariadna. Sonreí inconscientemente, dándome cuenta de que realmente, el que parecía el mayor era él.
-¿Lo podrás llamar Connor? -Lo miré, arqueando una ceja. -Digo, si es chico. Es que hay una nueva banda, y hay uno que se llama Connor, y pues me gustó el nombre y... No sé.
-Parece un perro en vez de un niño, tate. -Reí. -Si es niño sí, le llamaré Connor.
-¿Y si es niña? -Preguntó mi madre.
-Uhmm...En verdad, no tengo ni idea. -Dije encogiénome de hombros. -Todavía faltan seis meses para pensar.
(...)
-¡Empuja, ____! ¡Empuja! -Gritó la enfermera, mientras agarraba la mano del doctor.
Mi familia estaba fuera, no dejaron entrar a nadie, ni siquiera a mis padres. Empujé, todo lo que pude, y un alivio vino según realizarlo. El silencio inundó la sala, pero un llanto de bebé hizo que las lágrimas llegaran a mi cara, rápidamente. Levanté la cabeza, cansada, y ahí lo vi, tan pequeñito: tan mío.
Tras refugiarlo bajo una mantita, me dejaron cogerlo. Estuve alrededor de diez minutos admirándolo, mientras que Connor dormía entre mis brazos. Besé su cabecita y se lo entregué a la doctora, pues se lo tenían que llevar. Me subí en una silla de ruedas, y el doctor -muy sexy, por cierto- me llevó hacia mi cuarto. Subí en la cama y me metí entre las sábanas, dispuesta a esperar a mi familia.
Sonreí inconscientemente ante esos recuerdos. No sabía como alguien tan cabrón podía darme algo tan perfecto.–Mamá.–Dijo Connor a mis espaldas.
–¿Qué pasa, rubio?
–Tengo un regalo para ti. –Murmuró, agachándo la cabeza, rojo.
–¿Lo puedo ver? –Asintió.
Me entregó un papel, en el que estábamos Connor, Chuche y yo juntos, jugando a la pelota. Arriba, a la derecha, estaba escrito con su letra ''Te amo, mamá''.
–Connor, ¡es precioso! –Dije llorando. Lo alcé y lo abracé, mientras este enredaba sus pequeños bracitos al rededor de mi cuello. Lloré en su hombro, de verdad, era precioso.
–¿Por qué lloras? ¿Es feo? ¿Mami? Lo siento... –Dijo alejándose de mí, para mirarme a los ojos.
–No cariño, de verdad, es hermoso. –Sonreí, besándo su nariz. –Lloro de alegría.
–Te quiero muchísimo mami.
–Yo también a ti, rubio.

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Jodido idiota. | Abraham Mateo |
Romance''Nerviosa, agité el test de embarazo,y, tras varios minutos de espera, la respuesta llegó''. ''-Positivo''.